28/04/25 | Interior del pais
Durante 2024, las exportaciones de Misiones alcanzaron los 441,3 millones de dólares, registrando un crecimiento del 21,5% en comparación con 2023. En volumen, la provincia exportó 607.246.435 kilogramos netos, un 39,6% más que el año anterior. Este avance fue impulsado no solo por sus tradicionales productos como la pasta para papel y la yerba mate, sino también por el despegue del maíz, que se posicionó por primera vez como uno de los principales bienes exportables de la provincia.
En un hecho llamtivo, el maíz misionero mostró un crecimiento exponencial, con exportaciones que alcanzaron los 20 millones de dólares, marcando un salto del 256,1% en monto y un 354% en volumen respecto a 2023.
Este fenómeno se enmarca en un contexto nacional favorable, con la Argentina acelerando ventas externas de maíz para aprovechar la ventana comercial previa a la cosecha tardía de Brasil. Según registros oficiales, en marzo de 2025 se exportaron 2,47 millones de toneladas de maíz y en abril se anotaron otras 2,03 millones.
Pero ¿Misiones tiene suficiente maíz como para exportar? Lo cierto es que no. Se registra un déficit del consumo interno, aunque la base productiva está en expansión. Según el último Censo Nacional Agropecuario (CNA), de las 22.417 explotaciones agropecuarias (EAPs) existentes en Misiones, 9.378 EAPs (41%) producen maíz para grano, ocupando 25.046 hectáreas.
Con esta cantidad de unidades productivas, Misiones se ubica como la tercera provincia argentina con mayor número de establecimientos dedicados al cultivo de maíz, detrás de Buenos Aires y Córdoba.
Sin embargo, especialistas advierten que la situación real es más compleja. “En términos de volumen, suponiendo que Misiones exportara todo lo que produce, se cerraría el valor que publicaron”, explicaron analistas del sector agroindustrial.
De todos modos, Misiones continúa en déficit de maíz para su propia demanda interna, debido al fuerte consumo para engorde de animales, producción avícola y bioenergía. Hace algunos años, durante la gestión Cambiemos, en una alianza con la corporación Maizar, hubo un intento de expandir la frontera del maíz con unas 200 mil hectáreas, pero el plan fue rechazado por la Provincia y por grupos ambientalistas, ya que una superficie semejante demanda una enorme cantidad de agroquímicos, justo en momentos en que se impulsa la erradicación del glifosato.
La explicación es que parte del maíz exportado es abastecido con camiones provenientes de la zona núcleo o del Chaco, que logran despachar su producción desde Misiones bajo mecanismos formales.
Pero si el dato del maíz sorprende, mucho más llamativo es que en Misiones comienza a plantarse trigo. En forma incipiente y para autoconsumo, pero en las chacras de Cerro Azul, en la zona sur de la provincia, el cereal empieza a germinar en forma agroecológica.
El programa “Pan sin veneno” con productores campesinos y comunidades guaraníes, diseñado por el productor agroecológico Juan Carlos Furlán, ya cuenta con diez familias que participan del programa de soberanía alimentaria y energética en la provincia. Se busca recuperar el cultivo de trigo sin químicos ni dependencia del petróleo.
Con el nombre simbólico de “Pan sin veneno”, una experiencia inédita de producción de trigo agroecológico está dando sus primeros pasos en Misiones, impulsada por productores de base, con el acompañamiento del Ministerio de Agricultura Familiar y referentes técnicos de otras provincias. La iniciativa, liderada desde la estación experimental El Ceibalito por Furlán, promueve la siembra de trigo sin uso de agroquímicos ni fertilizantes sintéticos, con semillas autóctonas y tecnologías apropiadas como el uso de bueyes y arado de reja.
“El año pasado se hizo el primer ensayo de trigo ecológico en la provincia, y fue totalmente exitoso. Eso nos dio pie para lanzar este año el programa con una proyección más ambiciosa: llegar a diez familias campesinas con semillas para media hectárea cada una”, explicó Furlán en diálogo con Economis.
Para poner en marcha el programa fue necesario adquirir 600 kilos de semilla agroecológica, que ya están en manos de los productores. “Ya hicimos tres entregas, y en estos días se viene la cuarta y la quinta, incluso una de ellas será en una aldea guaraní cerca de San Pedro”, detalló el impulsor de la iniciativa.
El programa contempla la entrega gratuita de semillas y también asesoramiento técnico, gracias al trabajo conjunto con productores experimentados de la zona pampeana y técnicos del INTA Entre Ríos especializados en trigo agroecológico. “Es un equipo que ya está trabajando con los productores que ahora están preparando la tierra, porque si Dios quiere la siembra va a ser en mayo”, anticipó.
Furlán remarcó que el enfoque agroecológico no solo excluye el uso de “venenos” -como herbicidas, fungicidas o fertilizantes químicos- sino también cualquier tipo de maquinaria que dependa del petróleo. “Se apunta a la tecnología apropiada, la que conocen los pequeños campesinos misioneros, hablando de bueyes y arado de reja”, enfatizó.
El proyecto se articula con otras líneas de acción como la producción de biogás y de energías alternativas, bajo la consigna de “soberanía energética”, complementaria de la soberanía alimentaria. “La idea es recuperar cultivos que ya existían en Misiones, no inventar nada, y avanzar hacia el autoabastecimiento. Sabemos que media hectárea es apenas lo mínimo para el autoconsumo familiar, pero estamos dando un primer paso”, señaló.
El único compromiso que se pide a los productores es que, si la cosecha resulta exitosa, devuelvan al programa 90 kilos de semilla por cada 60 que recibieron, para conformar un banco provincial de semillas autóctonas que permita escalar la experiencia en los próximos años.
“Esa es la propuesta, ese es el desafío: multiplicar la semilla, el conocimiento y la capacidad de producir alimentos sanos en nuestras chacras. Pan sin veneno es mucho más que un título, es un proyecto de vida”, concluyó Furlán.
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