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11/11/12 | Informes

Un historia más de nuestra Aduana - Enrique Saborido

Image En la noche del 25 de diciembre de 1905, en un bar de Reconquista y Lavalle, la cantante uruguaya Lola Candales interpretó por primera vez el tango ―La Morocha‖, con letra de Ángel Villoldo y música del pianista y compositor Enrique Saborido. La obra tuvo su curiosa historia previa:

La noche del 24 Saborido y un grupo de amigos festejaban la noche buena en ese mismo bar. Entre ellos se encontraba Lola, una bella morocha que solía actuar allí.

Como él se dedicaba especialmente a ella, sus compañeros no tardaron en advertirlo y comenzaron a dispararle algunas bromas, poniendo en dudas sus aptitudes como compositor y asegurando que éste no era capaz de escribir un tango que ella pudiera cantar con éxito.

Evidentemente se trataba de un desafío que, tocado su amor propio, finalmente Saborido aceptó. Finalizada la reunión, el pianista fue a su casa, se sentó al piano y esa misma madrugada compuso el tango. Pero faltaba la letra y su inspiración no daba para tanto; estaba fatigado y sin dormir. Llamó entonces a su amigo Ángel Villoldo, compositor y cantor que tenía una notable habilidad para improvisar versos, y a las siete de la mañana le entregó la partitura para que le pusiera letra. A la diez ―La Morocha‖ tenía música y letra.

Esa misma noche, Lola Candales estrenaba el tango y así Buenos Aires recibía a ―La Morocha - como el mejor regalo de navidad.

Sin embargo éste no fue un tango más; se constituyó en el primer embajador itinerante del género. Pocos meses después de su estreno, la Fragata Sarmiento, en uno de sus primeros viajes, llevó en el buche mas de mil ejemplares de la partitura que fueron distribuidos en cada puerto de su itinerario, conquistando pianistas de Japón, Corea, Australia, estados Unidos y Europa. ―La Morocha‖ se había convertido en el primer tango en recorrer el mundo.

Este acontecimiento importó también al entorno aduanero; el compositor de ―La Morocha - saboreaba el éxito que su obra tenía en el exterior desde su puesto de trabajo en la Aduana de la Capital.

Saborido había nacido en Uruguay en 1876 y, radicado en Buenos Aires desde muy joven, había logrado ingresar a la Aduana, donde, según el testimonio que dejara Jorge Luís Borges, cumplió una larga carrera. Ya jubilado de la Aduana de Buenos Aires, falleció el 19 de septiembre de 1941.

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