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08/10/13 | Informes

La historia de las empresas que marcan el ritmo de las pequeñas localidades

Image La tierra colorada se confunde con los tejados del edificio de la Fundación Victoria Jean Navajas cuando se observa, desde arriba, el inmenso complejo que ocupa Establecimientos Las Marías, en Corrientes, una de las históricas “empresas-pueblo†de la Argentina. La compañía de la familia Navajas Artaza, dueña de la marca de yerba mate Taragüí, es un polo económico que ocupa 30.000 hectáreas en Virasoro, al norte de la provincia.

“Este tipo de firmas, que, en los Estados Unidos, se denominan ‘company-towns’, surgen en áreas remotas, donde hay explotaciones naturales y, en su momento, llegaba el ferrocarrilâ€, describe Víctor Sarasqueta, profesor de la licenciatura en Administración de Empresas de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). “Por ejemplo, Las Marías, como casi todas estas empresas, tuvo que suplir las falencias del Estado para de-sarrollarseâ€, agrega.

“Ser dueños de una gran empresa, en una pequeña localidad, es un enorme sacrificio. Porque, con recursos propios, deben atenderse falencias en educación, accesos viales, transporte, sistemas de comunicación e, incluso, a veces, el de saludâ€, asegura Analía Gaviglio, presidenta de Gaviglio Comercial, firma que origina más de 600.000 toneladas de grano anuales desde Zenón Pereyra, localidad de 2000 habitantes en el oeste de Santa Fe.

Guillermo Gotelli InteEl Grupo Gaviglio tiene, entre sus negocios, la comercialización de granos, distribución de insumos para el agro, una unidad de nutrición animal, la división de arrendamiento de campos, un equipo de asistencia al productor, la división semillas y la administración del negocio agrícolo-ganadero sobre establecimientos propios. En la última década, pasó de 170 a 250 empleados, 100 de los cuales trabajan, a diario, en la localidad. Además, genera 600 puestos indirectos, como los contratistas rurales y camioneros. “Hay una gran diferencia entre hacer dinero y emprender: el dinero es la consecuencia de cómo se hagan las cosasâ€, asegura Gaviglio. Recuerda que su padre, Hilario, fundador de la firma, fue pionero en la región. Hoy, produce 90.000 toneladas de granos por año, mediante campos propios y arrendados. A su vez, vende US$ 60 millones de insumos y semillas.

García Hermanos Agroindustrial es conocida por su marca de productos lácteos Tregar. Pero la familia García es famosa en el departamento San Justo, Santa Fe, desde hace más de 70 años. Primero, en La Rinconada. Luego, en La Penca y, desde 1998, con su nueva planta procesadora de leche en Gobernador Crespo, la familia ocupa un rol protagónico.

García Hermanos proyecta facturar $ 650 millones este año, con sus cinco divisiones de negocio: la Industria Láctea, la explotación Agropecuaria, la unidad de Transporte, Nutrición Animal y la Granja de Cerdos. Un crecimiento del 22 por ciento, con respecto al año anterior.

La industria láctea es el fuerte del grupo. Pasó de procesar 83 millones de litros, en 2002, a 186 millones, el año pasado. Un 10 por ciento de esa leche sale de sus propios tambos. Pero la familia García también se encarga de la logística, tiene una producción de 2500 toneladas de alimentos balanceados y, el año pasado, produjo 20.200 cerdos en su granja porcina, con 1000 madres.

“Ser los principales generadores de empleo es un verdadero desafío. La continuidad de la empresa es fundamental para la región. Pero, además, está el sentido de pertenencia. Que la compañía sea de gente de aquí no es lo mismo que si no lo fueraâ€, dice Pedro García, socio gerente de la firma, que invirtió $ 18 millones el año pasado. “Nuestra familia se identifica plenamente con la empresa y con nuestra zona, por lo cual tenemos que pensar cómo crear las condiciones que permitan a la comunidad contar con las personas y los recursos que, actualmente, se necesitan para competirâ€, agrega.

Pedro García INTLos dueños de Tregar generan 405 puestos de trabajo en Gobernador Crespo, un pueblo de 5700 habitantes, situado 150 kilómetros al norte de la capital provincial. Sólo la división láctea pasó de 154 empleados, en 2002, a 330, en 2012. Ese compromiso con la localidad también lo tiene la tercera generación de la familia. “Todos viven aquí, si bien los más jóvenes residen en la ciudad, por estudios. Pero, en general, el proyecto de vida de nuestros hijos tiene que ver con Crespoâ€, asegura el empresario.

Un caso especial es el de Guillermo Gotelli y su firma GGM, dueño de las licencias de Pony, Signia y Asics, para producir calzado e indumentaria en el país. El ex presidente de Alpargatas, junto a sus 700 empleados, es el protagonista de la resurrección de la planta de Gatic, en Las Flores, una localidad de 21.000 habitantes en la provincia de Buenos Aires. La instalación, en su apogeo, llegó a tener 250 empleados. Pero cayó junto con la quiebra de Gatic, decretada en 2004. Tras un remate, Gotelli, junto a un socio estadounidense, Leucadia, pagó $ 12,5 millones por cuatro plantas que pertenecían al grupo de la familia Bakchellian. Sin embargo, entre 2006 y 2007, le compró la parte a su socio y vendió la planta de Coronel Suárez (otra ciudad-pueblo, de fuerte Gatic-dependencia) para hacer foco en Las Flores.

Ese año, Gotelli creó GGM y, desde entonces, lleva invertidos $ 120 millones. Hoy, busca impulsar un polo productivo con los mismos valores que tiene una “ciudad-puebloâ€. “Queremos ser ciudadanos de la localidad, a pesar de que vivimos en Capital Federal. Y nuestra responsabilidad es generar proyectos que hagan crecer ese polo industrialâ€, dice el mayor empleador privado de la ciudad. GGM produjo 600.000 pares de zapatillas y 200.000 prendas el año pasado, en una industria con mano de obra intensiva. El costo de los salarios pasó del 35 al 50 por ciento del total, dice. Este año, proyecta elevar esas cifras a un millón y 300.000 respectivamente. La facturación, indica, sin precisar, está por encima de los $ 200 millones cada 12 meses. GGM tiene un plan ambicioso para 2014. Llevar la producción de calzado a 1,6 millón de pares y 500.000 prendas cada 12 meses.

“Este mes, enviaremos los primeros 17.000 pares de Asics a los Estados Unidosâ€, adelanta Gotelli. Gotelli compara su situación actual con otras que vivió: “En Alpargatas, era un dolor de cabeza llegar a cada fábrica porque estaban muy distantes, no sólo de Capital Federal sino entre una y otra. En cambio, Las Flores tiene una logística mucho mejor y mejores costos, si se compara con traer la producción desde Tucumán, por citar un ejemploâ€. Otra desventaja que encuentra con las firmas radicadas en el interior es la competencia con el empleo público. Sin embargo, señala que, a diferencia del conurbano, la puja con otras industrias, que puedan pagar mejores sueldos, en estos pueblos, se reduce notablemente. Para terminar, destaca que la vinculación con la comunidad es mucho más provechosa en Las Flores, que si tuviese la planta en el conurbano. “Es más sencillo impulsar programas especiales y la calidad de vida de las personas que trabajan aquí es mucho mejorâ€, observa.

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