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15/05/15 | Informes

"Deberían ser acogidos los acuerdos comerciales plurilaterales que la propuesto la Unión Europea"

Image INFORME "DEBIERAN SER ACOGIDOS LOS ACUERDOS COMERCIALES PLURILATERALES QUE LA PROPUESTO LA UNION EUROPEA

MARTIN WOLF Published in El Financiero - MEXICO

¿Debieran ser acogidos los acuerdos comerciales plurilaterales que ha
propuesto EU? Esta pregunta es crucial, en particular para quienes
consideran que la liberalización del comercio mundial es un logro notable.
También es extremadamente controvertida.

Desde el fracaso de las negociaciones multilaterales durante la "Ronda de
Doha" - la cual comenzó poco después de los ataques terroristas del 11 de
septiembre de 2001 - el enfoque de la política comercial mundial se ha
desplazado hacia los acuerdos plurilaterales restringidos a un subgrupo
limitado de socios. Los más significativos están encabezados por EU: el
Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y el
Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en
inglés). Tal y como fuera descrito por un estudio realizado por el Council
of Economic Advisers estadounidense (CEA, por sus siglas en inglés) la
agenda comercial de la administración del presidente Obama pretende colocar
a EU "en el centro de una zona comercial integrada que abarca casi dos
tercios de la economía mundial y cerca del 65 por ciento del comercio de
productos estadounidenses".

El TPP es una negociación entre 11 países, con Japón siendo el de mayor
importancia. Sus socios representan el 36 por ciento de la producción
mundial, el 11 por ciento de la población y alrededor de un tercio del
comercio de mercancías. El TTIP es un acuerdo entre EU y la UE, los cuales
representan el 46 por ciento de la producción mundial y el 28 por ciento
del
comercio de mercancías. El socio principal no incluido en estas
negociaciones es, por supuesto, China.

Algunos de los países que participan en el TPP todavía cuentan con barreras
altas con respecto a las importaciones de bienes. El CEA apunta a los
aranceles relativamente altos en Malasia y Vietnam, y la protección
agrícola
en Japón. También argumenta que los socios del TPP y la UE cuentan con
barreras más elevadas con respecto a las importaciones de servicios que EU.

Sin embargo, la reducción de las barreras representa sólo parte del
objetivo
de EU. El informe del CEA añade que, en el TPP, Washington propone
"protecciones laborales ejecutables y políticas más favorables al medio
ambiente". Pero también está buscando "una firme aplicación de los derechos
de propiedad intelectual". En el TTIP, "ambas partes buscan un acuerdo
sobre
disciplinas transversales en relación con la coherencia normativa y la
transparencia" - en otras palabras, hacer que las reglas sean más
compatibles entre sí y más transparentes para los negocios. Por
consiguiente, tanto el TPP como el TTIP, representan esfuerzos para moldear
las reglas del comercio internacional. Pascal Lamy, ex director general de
la Organización Mundial del Comercio (OMC), sostiene que el "TPP se ocupa
sobre todo, aunque no solamente, de los problemas típicos de acceso al
mercado relacionados con la protección . . . el TTIP se ocupa sobre todo,
aunque no solamente . . . de la convergencia normativa". El éxito de estas
negociaciones dependerá de si la administración obtiene autoridad de
promoción comercial por parte del Congreso. Pero ¿deberíamos desear que
tengan éxito?

Los puntos a favor son sencillos: los acuerdos plurilaterales son
actualmente la mejor manera de liberalizar el comercio mundial, dado el
fracaso de las negociaciones multilaterales; sus nuevas normas y
procedimientos ofrecen el mejor modelo para el futuro; y generarán
significativas ganancias.

Estos argumentos son poderosos. Sin embargo, también existen argumentos en
contra.

Con un capital político limitado, el enfoque en los acuerdos comerciales
plurilaterales pudiera ocasionar el desvío de esfuerzos por parte de la
OMC.
Eso, a su vez, pudiera socavar la autoridad de las normas globales. Jagdish
Bhagwati, de Columbia University, recalcó tales riesgos. Por otra parte,
los
acuerdos comerciales preferenciales pudieran ocasionar la distorsión de
complejas cadenas globales de producción.

Otra preocupación es que EU está utilizando su influencia para imponer
regulaciones que no benefician a sus socios. Yo me preocuparía menos acerca
de las normas laborales y ambientales, aunque pudieran ser inapropiadas,
que
de la protección de la propiedad intelectual. No es cierto que establecer
estándares más estrictos debe beneficiar a todo el mundo. Por el contrario,
si los estándares de EU se impusieran, los costos pudieran ser
extremadamente altos.

Por último, es poco probable que las ganancias económicas sean
significativas. El comercio ya se ha liberalizado sustancialmente, y las
ganancias disminuyen a medida que disminuyen las barreras.


¿Debieran ser acogidos los acuerdos comerciales plurilaterales que ha
propuesto EU? Esta pregunta es crucial, en particular para quienes
consideran que la liberalización del comercio mundial es un logro notable.
También es extremadamente controvertida.

Desde el fracaso de las negociaciones multilaterales durante la "Ronda de
Doha" - la cual comenzó poco después de los ataques terroristas del 11 de
septiembre de 2001 - el enfoque de la política comercial mundial se ha
desplazado hacia los acuerdos plurilaterales restringidos a un subgrupo
limitado de socios. Los más significativos están encabezados por EU: el
Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) y el
Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP, por sus siglas en
inglés). Tal y como fuera descrito por un estudio realizado por el Council
of Economic Advisers estadounidense (CEA, por sus siglas en inglés) la
agenda comercial de la administración del presidente Obama pretende colocar
a EU "en el centro de una zona comercial integrada que abarca casi dos
tercios de la economía mundial y cerca del 65 por ciento del comercio de
productos estadounidenses".

El TPP es una negociación entre 11 países, con Japón siendo el de mayor
importancia. Sus socios representan el 36 por ciento de la producción
mundial, el 11 por ciento de la población y alrededor de un tercio del
comercio de mercancías. El TTIP es un acuerdo entre EU y la UE, los cuales
representan el 46 por ciento de la producción mundial y el 28 por ciento
del
comercio de mercancías. El socio principal no incluido en estas
negociaciones es, por supuesto, China.

Algunos de los países que participan en el TPP todavía cuentan con barreras
altas con respecto a las importaciones de bienes. El CEA apunta a los
aranceles relativamente altos en Malasia y Vietnam, y la protección
agrícola
en Japón. También argumenta que los socios del TPP y la UE cuentan con
barreras más elevadas con respecto a las importaciones de servicios que EU.

Sin embargo, la reducción de las barreras representa sólo parte del
objetivo
de EU. El informe del CEA añade que, en el TPP, Washington propone
"protecciones laborales ejecutables y políticas más favorables al medio
ambiente". Pero también está buscando "una firme aplicación de los derechos
de propiedad intelectual". En el TTIP, "ambas partes buscan un acuerdo
sobre
disciplinas transversales en relación con la coherencia normativa y la
transparencia" - en otras palabras, hacer que las reglas sean más
compatibles entre sí y más transparentes para los negocios. Por
consiguiente, tanto el TPP como el TTIP, representan esfuerzos para moldear
las reglas del comercio internacional. Pascal Lamy, ex director general de
la Organización Mundial del Comercio (OMC), sostiene que el "TPP se ocupa
sobre todo, aunque no solamente, de los problemas típicos de acceso al
mercado relacionados con la protección . . . el TTIP se ocupa sobre todo,
aunque no solamente . . . de la convergencia normativa". El éxito de estas
negociaciones dependerá de si la administración obtiene autoridad de
promoción comercial por parte del Congreso. Pero ¿deberíamos desear que
tengan éxito?

Los puntos a favor son sencillos: los acuerdos plurilaterales son
actualmente la mejor manera de liberalizar el comercio mundial, dado el
fracaso de las negociaciones multilaterales; sus nuevas normas y
procedimientos ofrecen el mejor modelo para el futuro; y generarán
significativas ganancias.

Estos argumentos son poderosos. Sin embargo, también existen argumentos en
contra.

Con un capital político limitado, el enfoque en los acuerdos comerciales
plurilaterales pudiera ocasionar el desvío de esfuerzos por parte de la
OMC.
Eso, a su vez, pudiera socavar la autoridad de las normas globales. Jagdish
Bhagwati, de Columbia University, recalcó tales riesgos. Por otra parte,
los
acuerdos comerciales preferenciales pudieran ocasionar la distorsión de
complejas cadenas globales de producción.

Otra preocupación es que EU está utilizando su influencia para imponer
regulaciones que no benefician a sus socios. Yo me preocuparía menos acerca
de las normas laborales y ambientales, aunque pudieran ser inapropiadas,
que
de la protección de la propiedad intelectual. No es cierto que establecer
estándares más estrictos debe beneficiar a todo el mundo. Por el contrario,
si los estándares de EU se impusieran, los costos pudieran ser
extremadamente altos.

Por último, es poco probable que las ganancias económicas sean
significativas. El comercio ya se ha liberalizado sustancialmente, y las
ganancias disminuyen a medida que disminuyen las barreras.

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