17/06/25 | Noticias
Por Guillermo D. Rueda grueda@lanueva.com
El escenario para el sector agroexportador de nuestro país tiene por delante un desafío por demás complejo. Esto es así en función de un año marcado por condiciones climáticas extremas, desde inundaciones hasta sequías; vaivenes del comercio internacional y, como generalmente sucede, decisiones pendientes clave por parte del Gobierno nacional.
De acuerdo con el análisis del Lic. Gustavo López, consultor de la Fundación Producir Conservando, se aprecian turbulencias internas y externas para el corriente ciclo 2024/25.
“Con la cosecha ya avanzada, se estima un volumen recolectado de 135 millones de toneladas, apenas por debajo del récord de 142 millones alcanzado en 2018/19”, indicó.
“Esta cifra refleja el estancamiento en la producción granaria de la Argentina, donde el 75 % del total corresponde a maíz y soja, con un volumen combinado cercano a los 100 millones de toneladas”, agregó.
También dijo que, pese a haberse sembrado la mayor superficie de la última década —37,5 millones de hectáreas—, la marcada variabilidad climática impidió que los cultivos alcanzaran su máximo potencial de rendimiento.
“Aun así, se prevé que las exportaciones del complejo agroindustrial, entre materia prima y derivados, alcancen las 100 millones de toneladas”, manifestó.
“Con un precio FOB promedio relativamente bajo (343 dólares por tonelada), esto podría generar ingresos por más de U$S 34.000 millones”, explicó.
“Asimismo, se aguarda una recaudación fiscal en concepto de retenciones cercana a los U$S 6.000 millones, siempre y cuando se mantenga la reducción temporal de los derechos de exportación (DEX) durante todo el ciclo”, detalló López.
Contexto internacional adverso
El consultor de mercados agrícolas también señaló que, en el plano global, la campaña 2024/25 se desarrolla en un contexto de
La campaña 2024/25 se desarrolla en un contexto de fuerte crecimiento de la oferta, especialmente en el caso de la soja.
fuerte crecimiento de la oferta —especialmente de soja—, algo que, pese a una demanda creciente, ha elevado los niveles de stock final y ha ejercido presión bajista sobre los precios de los commodities.
“La situación se agravó con la guerra comercial iniciada por los Estados Unidos, que impuso aranceles globales para reducir su déficit, con tasas que van del 10 %, en el caso de la Argentina) hasta el 30-40 %, por China y países del sudeste asiático”, expresó.
“La respuesta china fue una suba recíproca de aranceles que alcanzó hasta el 145 %, lo que provocó la parálisis del comercio bilateral”, dijo.
Dado que los Estados Unidos abastece históricamente entre el 20 % y 25 % de las importaciones chinas de soja, inicialmente se esperó una mayor demanda para Brasil y la Argentina.
“Esta expectativa impulsó una baja en los precios de Chicago y una suba en las primas para embarques sudamericanos”, amplió.
“Sin embargo, tras el impacto inicial, el mercado se reacomodó ante rumores de negociación y el precio comenzó a recuperarse”, indicó.
Los Estados Unidos mantiene —actualmente— un esquema de aranceles diferenciados según el país, y ha iniciado reuniones bilaterales con China.
“En ese sentido, un avance concreto fue la eliminación del arancel del 125 % sobre el etanol estadounidense”, aseguró.
Los efectos de las medidas locales
El Lic. López dijo que, en el frente interno, las medidas del Gobierno argentino —en especial, la reducción temporal de los DEX: 7 % para la soja y sus derivados; y 2,5 % para cereales— generaron un alivio en los márgenes de los productores y un aumento en el ingreso de divisas por anticipación de ventas al exterior.
“Además, el levantamiento del cepo cambiario y la eliminación del dólar denominado blend establecieron una banda de flotación entre $ 1.000 y $ 1.400 por dólar, mejorando el tipo de cambio para los exportadores”, explicó.
“Estas medidas fueron
bien recibidas y alentaron las ventas, pero la combinación de precios internacionales en baja, abundante oferta global y la incertidumbre sobre qué pasará después del 30 de junio (fecha límite del esquema actual), reinstaló dudas en el sector”, añadió.
También afirmó que, hoy, los precios de los granos están
Se prevé que las exportaciones del complejo agroindustrial argentino, entre materia prima y derivados, alcancen los 100 millones de toneladas.
por debajo de los registrados al momento de anunciarse estas medidas. Y que por eso resulta clave mantener la baja de retenciones más allá de junio para evitar pérdidas económicas.
A modo de ejemplo citó que el precio FOB actual de la soja para embarques julio/agosto ronda los 390 dólares por tonelada.
“Los 7 puntos de reducción en las retenciones equivalen a 27,3 dólares por tonelada, por lo que si se eliminara este beneficio el precio neto para el productor caería de U$S 288 a U$S 261 por tonelada”, aseveró.
Perspectivas hacia adelante
El analista señaló que, en el caso del trigo 2025/26, ya en plena siembra, la eliminación de los derechos de exportación podría incrementar la superficie cultivada a unos 7,5–8 millones de hectáreas.
“Esto permitiría una producción de 22–23 millones de toneladas, con exportaciones estimadas en más de 17 millones”, dijo.
“Con un precio FOB de 250 dólares por tonelada, el costo fiscal de eliminar las retenciones sería de unos U$S 400 millones, algo marginal frente a los U$S 4.250 millones que ingresarían en divisas por exportación de trigo”, concluyó el Lic. López.
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