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11/09/13 | Varios / Sugerencias

11 de septiembre - DIA DEL MAESTRO

Image Domingo Faustino Sarmiento


(1811-1888)

Autor: Felipe Pigna

El 15 de febrero de 1811 naci贸 en el Carrascal, uno de los barrios m谩s pobres de la ciudad de San Juan, Domingo Faustino Sarmiento. Los primeros "maestros" de Domingo fueron su padre Jos茅 Clemente Sarmiento y su t铆o Jos茅 Eufrasio Quiroga Sarmiento, quienes le ense帽aron a leer a los cuatro a帽os. En 1816, ingres贸 a una de las llamadas "Escuelas de la Patria", fundadas por los gobiernos de la Revoluci贸n, donde tuvo como educadores a los hermanos Ignacio y Jos茅 Rodr铆guez, 茅stos s铆 maestros profesionales.

Cuando termin贸 la primaria, su madre, Do帽a Paula Albarrac铆n, quiso que estudiara para sacerdote en C贸rdoba, pero Domingo se neg贸 y tramit贸 una beca para estudiar en Buenos Aires. No la consigui贸 y tuvo que quedarse en San Juan donde fue testigo de las guerras civiles que asolaban la provincia. March贸 al exilio en San Francisco del Monte, San Luis, junto a su t铆o, Jos茅 de Oro. All铆 fundaron una escuela que ser谩 el primer contacto de Sarmiento con la educaci贸n.

Poco despu茅s, regres贸 a San Juan y comenz贸 a trabajar en la tienda de su t铆a. "La Historia de Grecia la estudi茅 de memoria, y la de Roma enseguida鈥; y esto mientras vend铆a yerba y az煤car, y pon铆a mala cara a los que me ven铆an a sacar de aquel mundo que yo hab铆a descubierto para vivir en 茅l. Por las ma帽anas, despu茅s de barrida la tienda, yo estaba leyendo, y una se帽ora pasaba para la Iglesia y volv铆a de ella, y sus ojos tropezaban siempre, d铆a a d铆a, mes a mes, con este ni帽o inm贸vil insensible a toda perturbaci贸n, sus ojos fijos sobre un libro, por lo que, meneando la cabeza, dec铆a en su casa: 鈥樎ste mocito no debe ser bueno! 隆Si fueran buenos los libros no los leer铆a con tanto ah铆nco!鈥"

En 1827, se produjo un hecho que marcar谩 su vida: la invasi贸n a San Juan de los montoneros de Facundo Quiroga.

Decidi贸 oponerse a Quiroga incorpor谩ndose al ej茅rcito unitario del General Paz. Con el grado de teniente, particip贸 en varias batallas. Pero Facundo parec铆a por entonces imparable: tom贸 San Juan y Sarmiento decidi贸, en 1831, exiliarse en Chile. Se emple贸 como maestro en una escuela de la localidad de Los Andes. Sus ideas innovadoras provocaron la preocupaci贸n del gobernador. Molesto, se mud贸 a Pocura y fund贸 su propia escuela. All铆 se enamor贸 de una alumna con quien tendr谩 su primera hija, Ana Faustina.

En 1836, pudo regresar a San Juan y fundar su primer peri贸dico, El Zonda. Pero al gobierno sanjuanino no le cayeron nada bien las cr铆ticas de Sarmiento y decidi贸, como una forma de censurarlo, aplicarle al diario un impuesto exorbitante que nadie pod铆a pagar y que provoc贸 el cierre de la publicaci贸n en 1840. Volvi贸 a Chile y comenz贸 a tener 茅xito como periodista y como consejero educativo de los sucesivos gobiernos.

"驴Que es pues un peri贸dico? Una mezquina hoja de papel, llena de retazos, obra sin cap铆tulos, sin pr贸logo, atestada de bagatelas del momento. Se vende una casa. Se compra un criado. Se ha perdido un perro, y otras mil frioleras, que al d铆a siguiente a nadie interesan. 驴Qu茅 es un peri贸dico? Examinadlo mejor. 驴Qu茅 m谩s contiene? Noticias de pa铆ses desconocidos, lejanos, cuyos sucesos no pueden interesarnos. (...) Trozos de literatura, retazos de novelas. Decretos de gobierno. (...) Un peri贸dico es el hombre. El ciudadano, la civilizaci贸n, el cielo, la tierra, lo pasado, lo presente, los cr铆menes, las grandes acciones, la buena o la mala administraci贸n, las necesidades del individuo, la misi贸n del gobierno, la historia contempor谩nea, la historia de todos los tiempos, el siglo presente, la humanidad en general, la medida de la civilizaci贸n de un pueblo." D. F. Sarmiento, El Zonda N潞 4.

En Chile, Sarmiento pudo iniciar una etapa m谩s tranquila en su vida. Se cas贸 con Benita, viuda de Don Castro y Calvo, adopt贸 a su hijo Dominguito y public贸 su obra m谩s importante: Facundo, Civilizaci贸n y Barbarie. Eligi贸 el periodismo como trinchera para luchar contra Rosas. Fund贸 dos nuevos peri贸dicos: La Tribuna y La Cr贸nica, desde los que atac贸 duramente a Don Juan Manuel.

Entre 1845 y 1847, por encargo del gobierno chileno, visit贸 Uruguay, Brasil, Francia, Espa帽a, Argelia, Italia, Alemania, Suiza, Inglaterra, EEUU, Canad谩 y Cuba. En cada uno de estos pa铆ses, se interes贸 por el sistema educativo, el nivel de la ense帽anza y las comunicaciones. Todas estas impresiones las volc贸 en su libro Viajes por Europa, 脕frica y Am茅rica. A fines de 1845 conoci贸 en Montevideo a Esteban Echeverr铆a, uno de los fundadores de la generaci贸n del 鈥37 y como 茅l, opositor a Rosas y exiliado. Estando en Francia, en 1846, tuvo un raro privilegio: conocer personalmente al general San Mart铆n en su casa de Grand Bourg y mantener una larga entrevista con el libertador.

De regreso a Chile, increment贸 su actividad period铆stica contra Rosas, lo que motiv贸 que el gobernador de Buenos Aires solicitara dos veces la extradici贸n de Sarmiento para juzgarlo por calumnias, cosa a la que el gobierno chileno se neg贸.

Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el atraso que 茅l sintetizaba con la frase "civilizaci贸n y barbarie". Como muchos pensadores de su 茅poca, entend铆a que la civilizaci贸n se identificaba con la ciudad, con lo urbano, lo que estaba en contacto con lo europeo, o sea lo que para ellos era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el campo, lo rural, el atraso, el indio y el gaucho. Este dilema, seg煤n 茅l, s贸lo pod铆a resolverse con el triunfo de la "civilizaci贸n" sobre la "barbarie". Dec铆a: "Quisi茅ramos apartar de toda cuesti贸n social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una invencible repugnancia". En una carta le aconsejaba a Mitre: "no trate de economizar sangre de gauchos. Este es un abono que es preciso hacer 煤til al pa铆s. La sangre es lo 煤nico que tienen de seres humanos esos salvajes". Lamentablemente el progreso no lleg贸 para todos y muchos "salvajes y b谩rbaros" pagaron con su vida o su libertad el "delito" de haber nacido indios o de ser gauchos y no tener un empleo fijo.

La obra literaria de Sarmiento estuvo marcada por su actuaci贸n pol铆tica desde que escribi贸 en 1845: "隆Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que, sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entra帽as de un noble pueblo! (...) Facundo no ha muerto 隆Vive a煤n! ; est谩 vivo en las tradiciones populares, en la pol铆tica y las revoluciones argentinas; en Rosas, su heredero, su complemento. (...) Facundo, provinciano, b谩rbaro, valiente, audaz, fue reemplazado por Rosas, hijo de la culta Buenos Aires, sin serlo 茅l, (...) tirano sin rival hoy en la tierra". Estos p谩rrafos del Facundo nos muestran el estilo de Sarmiento. Facundo, a quien odia y admira a la vez, es la excusa para hablar del gaucho, del caudillo, del desierto interminable, en fin, de la Argentina de entonces, de todos los elementos que representan para 茅l el atraso y con los que hay que terminar por las buenas o las malas.

Sarmiento desde Chile altern贸 su actividad period铆stica con la literaria y educativa. En su libro Viajes (1849) se reflejan mucho m谩s que las impresiones de un viajero atento y observador; all铆 se ocup贸 de lo que lo maravilla de los pa铆ses que visita y que quisiera ver en su tierra. Pone el acento en el progreso industrial, el avance de las comunicaciones y de la educaci贸n.

En su libro Argir贸polis (1850) dedicado a Urquiza, expres贸 un proyecto para crear una confederaci贸n en la cuenca del Plata, compuesta por las actuales Argentina, Uruguay y Paraguay, cuya capital estar铆a en la Isla Mart铆n Garc铆a. El modelo de organizaci贸n era la Constituci贸n norteamericana y propon铆a fomentar la inmigraci贸n, la agricultura y la inversi贸n de capitales extranjeros.

Mantuvo fuertes pol茅micas con pol铆ticos y escritores de su tiempo, como Juan Bautista Alberdi, con quien no coincid铆a en apoyar a Urquiza. Esta pol茅mica se expres贸 a trav茅s de sus libros. Alberdi escribi贸 Complicidad de la prensa en las guerras civiles de la Rep煤blica Argentina y Cartas Quillotanas y Sarmiento le respondi贸 con Las ciento y una y 脡poca preconstitucional y Comentarios a la Constituci贸n de la Naci贸n Argentina.

En 1862 el general Mitre asumi贸 la presidencia y se propuso unificar al pa铆s. En estas circunstancias asumi贸 Sarmiento la gobernaci贸n de San Juan. A poco de asumir dict贸 una Ley Org谩nica de Educaci贸n P煤blica que impon铆a la ense帽anza primaria obligatoria y creaba escuelas para los diferentes niveles de educaci贸n, entre ellas una con capacidad para mil alumnos, el Colegio Preparatorio, m谩s tarde llamado Colegio Nacional de San Juan, y la Escuela de Se帽oritas, destinada a la formaci贸n de maestras.

En s贸lo dos a帽os Sarmiento cambi贸 la fisonom铆a de su provincia. Abri贸 caminos, ensanch贸 calles, construy贸 nuevos edificios p煤blicos, hospitales, foment贸 la agricultura y apoy贸 la fundaci贸n de empresas mineras. Y como para no aburrirse, volvi贸 a editar el diario El Zonda.

En 1863 se produjo en la zona el levantamiento del Chacho Pe帽aloza y Sarmiento decret贸 el estado de sitio y como coronel que era, asumi贸 personalmente la guerra contra el caudillo riojano hasta derrotarlo. El ministro del interior de Mitre, Guillermo Rawson, critic贸 la actitud de Sarmiento de decretar el estado de sitio por considerar que era una decisi贸n exclusiva del poder ejecutivo nacional. Sarmiento, seg煤n su estilo, renunci贸. Corr铆a el a帽o 1864.

A pedido del presidente Mitre, en 1864 viaj贸 a los EE.UU. como ministro plenipotenciario de la Argentina. De paso por Per煤, donde se hallaba reunido el Congreso Americano, conden贸 el ataque espa帽ol contra Per煤, a pesar de las advertencias de Mitre para que no lo hiciera.

Sarmiento lleg贸 a Nueva York en mayo de 1865. Acababa de asumir la presidencia Andrew Johnson en reemplazo de Abraham Lincoln, asesinado por un fan谩tico racista. Sarmiento qued贸 muy impresionado y escribi贸 Vida de Lincoln. Frecuent贸 los c铆rculos acad茅micos norteamericanos y fue distinguido con los doctorados "Honoris Causa" de las Universidades de Michigan y Brown.

Mientras Sarmiento segu铆a en los Estados Unidos, se aproximaban las elecciones y un grupo de pol铆ticos lo postul贸 para la candidatura presidencial. Los comicios se realizaron en abril de 1868 y el 16 de agosto, mientras estaba de viaje hacia Buenos Aires, el Congreso lo consagr贸 presidente de los argentinos. Asumi贸 el 12 de octubre de ese a帽o.

Cuando Sarmiento asumi贸 la presidencia todav铆a se combat铆a en el Paraguay. La guerra iba a llevarse la vida de su querido hijo Dominguito. Sarmiento ya no volver铆a a ser el mismo. Un profundo dolor lo acompa帽ar铆a hasta su muerte.

Durante su presidencia sigui贸 impulsando la educaci贸n fundando en todo el pa铆s unas 800 escuelas y los institutos militares: Liceo Naval y Colegio Militar.

Sarmiento hab铆a aprendido en los EE.UU. la importancia de las comunicaciones en un pa铆s extenso como el nuestro. Durante su gobierno se tendieron 5.000 kil贸metros de cables telegr谩ficos y en 1874, poco antes de dejar la presidencia pudo inaugurar la primera l铆nea telegr谩fica con Europa. Moderniz贸 el correo y se preocup贸 particularmente por la extensi贸n de las l铆neas f茅rreas. Pensaba que, como en los EE.UU., el tren deb铆a ser el principal impulsor del mercado interno, uniendo a las distintas regiones entre s铆 y fomentando el comercio nacional. Pero 茅stos no eran los planes de las compa帽铆as brit谩nicas inglesas, cuyo 煤nico inter茅s era traer los productos del interior al puerto de Buenos Aires para poder exportarlos a Londres. En lugar de un modelo ferroviario en forma de telara帽a, o sea interconectado, se construy贸 uno en forma de abanico, sin conexiones entre las regiones y dirigido al puerto. Este es un claro ejemplo de las limitaciones que ten铆an los gobernantes argentinos frente a las imposiciones del capital ingl茅s. La red ferroviaria pas贸 de 573 kil贸metros a 1331 al final de su presidencia.

En 1869 se concret贸 el primer censo nacional. Los argentinos eran por entonces 1.836.490, de los cuales el 31% habitaba en la provincia de Buenos Aires y el 71% era analfabeto. Seg煤n el censo, el 5% eran ind铆genas y el 8% europeos. El 75% de las familias viv铆a en la pobreza, en ranchos de barro y paja. Los profesionales s贸lo representaban el 1% de la poblaci贸n. La poblaci贸n era escasa, estaba mal educada y, como la riqueza, estaba mal distribuida. Sarmiento foment贸 la llegada al pa铆s de inmigrantes ingleses y de la Europa del Norte y desalent贸 la de los de la Europa del Sur. Pensaba que la llegada de sajones fomentar铆a en el pa铆s el desarrollo industrial y la cultura. En realidad los sajones prefer铆an emigrar hacia los EE.UU. donde hab铆a puestos de trabajo en las industrias. La argentina de entonces era un pa铆s rural que s贸lo pod铆a convocar, l贸gicamente a campesinos sin tierras. Y, para tristeza de Sarmiento, la mayor铆a de los inmigrantes, muchos de nuestros abuelos, ser谩n campesinos italianos, espa帽oles, rusos y franceses.

Entre las m煤ltiples obras de Sarmiento hay que mencionar la organizaci贸n de la contadur铆a nacional y el Bolet铆n Oficial que permitieron a la poblaci贸n en general, conocer las cuentas oficiales y los actos de gobierno. Cre贸 el primer servicio de tranv铆as a caballo, dise帽贸 los Jardines Zool贸gico y Bot谩nico. Al terminar su presidencia 100.000 ni帽os cursaban la escuela primaria.

Al finalizar su mandato apoy贸 la candidatura del tucumano Nicol谩s Avellaneda.

El 22 de agosto de 1873 Sarmiento sufri贸 un atentado mientras se dirig铆a hac铆a la casa de V茅lez Sarsfield. Cuando transitaba por la actual esquina de Corrientes y Maip煤, una explosi贸n sacudi贸 el coche en el que viajaba. El sanjuanino no lo escuch贸 porque ya padec铆a una profunda sordera. Los autores fueron dos anarquistas italianos, los hermanos Francisco y Pedro Guerri que confesaron haber sido contratados por hombres de L贸pez Jord谩n. El atentado fall贸 porque a Francisco Guerri se le revent贸 el trabuco en la mano. Sarmiento sali贸 ileso del atentado y se enter贸 porque se lo contaron despu茅s.

Al finalizar su mandato en 1874, Sarmiento se retir贸 de la presidencia pero no de la pol铆tica. En 1875 asumi贸 el cargo de Director General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires y continu贸 ejerciendo el periodismo desde La Tribuna. Poco despu茅s fue electo senador por San Juan.

En esa 茅poca viv铆a con su hermana, su hija y sus nietos en la calle Cuyo, actual Sarmiento 1251.

En 1879 asumi贸 como ministro del Interior de Avellaneda, pero por diferencias pol铆ticas con el gobernador de Buenos Aires, Carlos Tejedor, renunci贸 al mes de haber asumido.

Durante la presidencia de Roca ejerci贸 el cargo de Superintendente General de Escuelas del Consejo Nacional de Educaci贸n. En la 茅poca en que Sarmiento fomentaba la educaci贸n popular, el 铆ndice de analfabetos era alt铆simo. En el campo hab铆a muy pocas escuelas porque la mayor铆a de los estancieros no ten铆an ning煤n inter茅s en que los peones y sus hijos dejaran de ser ignorantes. Cuanta menos educaci贸n tuvieran m谩s f谩cil ser铆a explotarlos.

Pero Sarmiento trataba de hacerles entender que una educaci贸n dirigida seg煤n las ideas y los valores de los sectores dominantes, lejos de poner en peligro sus intereses, los reproduc铆a y confirmaba. "Para tener paz en la Rep煤blica Argentina, para que los montoneros no se levanten, para que no haya vagos, es necesario educar al pueblo en la verdadera democracia, ense帽arles a todos lo mismo, para que todos sean iguales... para eso necesitamos hacer de toda la rep煤blica una escuela."

De todas formas le cost贸 much铆simo convencer a los poderosos de que les conven铆a la educaci贸n popular y reci茅n en 1884, logr贸 la sanci贸n de su viejo proyecto de ley de educaci贸n gratuita, laica y obligatoria, que llevar谩 el n煤mero 1420.

Una de sus 煤ltimas actuaciones p煤blicas data de 1885. El presidente Roca prohibi贸 a los militares emitir opiniones pol铆ticas. Sarmiento, que no pod铆a estar sin expresar su pensamiento, decidi贸 pedir la baja del ej茅rcito, y opinar libremente a trav茅s de las p谩ginas de su diario El Censor.

En el invierno de 1888 se traslad贸 al clima c谩lido del Paraguay junto a Aurelia V茅lez, la hija de Dalmacio V茅lez Sarsfield, autor del C贸digo Civil. Aurelia fue la compa帽era de Sarmiento durante los 煤ltimos a帽os de su vida. Muri贸 el 11 de septiembre de ese a帽o, en Paraguay, como su hijo Dominguito.

Pocos a帽os antes hab铆a dejado escrito una especie de testamento pol铆tico: "Nacido en la pobreza, criado en la lucha por la existencia, m谩s que m铆a de mi patria, endurecido a todas las fatigas, acometiendo todo lo que cre铆 bueno, y coronada la perseverancia con el 茅xito, he recorrido todo lo que hay de civilizado en la tierra y toda la escala de los honores humanos, en la modesta proporci贸n de mi pa铆s y de mi tiempo; he sido favorecido con la estimaci贸n de muchos de los grandes hombres de la Tierra; he escrito algo bueno entre mucho indiferente; y sin fortuna que nunca codici茅, porque era bagaje pesado para la incesante pugna, espero una buena muerte corporal, pues la que me vendr谩 en pol铆tica es la que yo esper茅 y no dese茅 mejor que dejar por herencia millones en mejores condiciones intelectuales, tranquilizado nuestro pa铆s, aseguradas las instituciones y surcado de v铆as f茅rreas el territorio, como cubierto de vapores los r铆os, para que todos participen del fest铆n de la vida, de que yo goc茅 s贸lo a hurtadillas".

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