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25/05/13 | Varios / Sugerencias

1810 - 25 de mayo - 2013: FELIZ DIA DE LA PATRIA ARGENTINA!!!

Image El 25 de Mayo - La formaci贸n del primer gobierno patrio

El 25 de mayo de 1810 -a poco de llegar a Buenos Aires la noticia de que Sevilla hab铆a ca铆do en manos de las tropas de Napole贸n- se constituy贸 en Buenos Aires el primer gobierno patrio. Reunido en la Plaza de la Victoria, hoy Plaza de Mayo, el pueblo de Buenos Aires impuso su voluntad al Cabildo y cre贸 la Junta Provisoria Gubernativa del R铆o de la Plata, conocida como Primera Junta. Se iniciaba as铆 el proceso revolucionario que desembocar铆a en la declaraci贸n de la Independencia el 9 de julio de 1816.

Reproducimos a continuaci贸n algunos fragmentos del libro de Felipe Pigna, 1810, donde se relatan no s贸lo las encendidas jornadas de 1810, sino tambi茅n sus m煤ltiples causas, como la larga tradici贸n de resistencia a la dominaci贸n espa帽ola de los pueblos originarios, las luchas de los esclavos para obtener la libertad, la influencia de las revoluciones francesa y norteamericana, el fortalecimiento del poder criollo tras las Invasiones Inglesas, la invasi贸n a Espa帽a de Napole贸n Bonaparte y otros sucesos que resultaron esenciales para la formaci贸n del primer gobierno patrio.
Fuente: Pigna, Felipe, 1810, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2010.

Todo parece indicar que contradiciendo a la famosa canci贸n que hablaba del sol del 25 que ven铆a asomando, aquel d铆a de mayo de 1810 amaneci贸 lluvioso y fr铆o, aunque claro, la 鈥渟ensaci贸n t茅rmica鈥 de la gente era otra. Grupos de vecinos y milicianos encabezados por Domingo French y Antonio Beruti se fueron juntando frente al Cabildo a la espera de definiciones. Y para terminar definitivamente con la duda met贸dica, s铆, hab铆a algunos paraguas, no muchos porque aquellos artefactos conocidos en Europa por los menos desde el siglo XVIII, eran bastante caros en Buenos Aires; as铆 que los que pod铆an se cubr铆an con capotes y los que no, como siempre, se arreglaban como pod铆an.

Cuando los hombres de la Legi贸n Infernal se percataron de que agentes de Cisneros se estaban infiltrando en la muchedumbre 1, French y Beruti pidieron a su gente que llevaran en los pechos distintivos. Cuenta un testigo an贸nimo:鈥淓n dicho d铆a se vio que en lugar de las cintas blancas del primer d铆a, y ramo de olivo del segundo que se pusieron los de la turba en el sombrero, gastaron cintas encarnadas鈥. 2 Es decir: cintas hubo, pero ni celestes ni blancas, y si las queremos comparar con algo actual, no pensemos en los actos escolares, sino m谩s bien en los brazaletes de quienes se encargan de evitar colados indeseables en una marcha de protesta o un piquete.

En una de sus piezas teatrales, Juan Bautista Alberdi imaginar谩 la siguiente escena:

鈥淔rench: 隆A ver, a ver: que vengan esos negros, que se incorporen a nosotros, que se mezclen con el pueblo! Ellos tambi茅n son nuestros hermanos. Hijos de la libertad y de la Patria, ellos tambi茅n est谩n en el deber de pelear por la conquista de sus santos derechos. Que vengan, s铆, son nuestros hermanos. No hay colores, ni ante Dios, ni ante la Patria. Uno solo es el linaje de los hombres; la palabra negro no est谩 escrita en el Evangelio. Tambi茅n para ellos se ha levantado el Sol de Mayo: a su fecunda luz de hoy m谩s adelante, o todos los hombres seremos iguales y hermanos, o todos dormiremos hermanos en un com煤n sepulcro.鈥 3

El cuartel general de los patriotas se estableci贸 en la casa de Azcu茅naga, situada en la esquina de las actuales Hip贸lito Yrigoyen y Defensa, con excelente vista a la propia Plaza Mayor.

Siempre se quiso envolver en misterio lo que pas贸 aquel hist贸rico 25 de mayo, pero vamos a recordarlo paso a paso.

El Cabildo se reuni贸 a las 9 y trat贸 en primer lugar la renuncia de Cisneros. Los recalcitrantes que todav铆a dominaban la instituci贸n intentaron resistir y, a trav茅s de Leiva, argumentaron que el Cabildo no estaba en condiciones para delegar la autoridad. Con su habitual esp铆ritu 鈥渄emocr谩tico鈥, opinaron que el petitorio presentado por el pueblo no deb铆a influir en las decisiones. Seguidamente, aunque usted no lo crea, propusieron que la finada junta trucha presidida por Cisneros reasumiera sus funciones y que los comandantes se dispusieran a reprimir el descontado desborde popular a sangre y fuego y a fusilar a algunos cabecillas como escarmiento. 4

Los muchachos reunidos en lo de Azcu茅naga ten铆an sus informantes, que comunicaron las barbaridades que se estaban planteando en el Cabildo. Esto inmediatamente provoc贸 una especie de avalancha sobre el edificio y un grupo compacto y bien pertrechado, encabezado por Chiclana y French, logr贸 copar la galer铆a de la planta alta. Leiva segu铆a perdiendo tiempo, en su papel de conquistador indignado con los sudacas que osaban rebelarse contra trescientos a帽os de 鈥渕aravillosa administraci贸n espa帽ola鈥, y lanzaba frases t铆picas de quien sabe que est谩 en el horno: 鈥溌u茅 atrevimientos son 茅stos! 隆Qu茅 insolencia!鈥. Dice el acta del Cabildo: 鈥淓stando en esa sesi贸n la gente que cubr铆a los corredores dieron golpes por varias ocasiones a la puerta de la sala capitular, oy茅ndose las voces de que quer铆an saber lo que se trataba鈥 5. Hasta que se abri贸 una ventana y el s铆ndico procurador se encontr贸 con la cara de pocos amigos y los insultos de los 鈥渋rreverentes鈥 muchachos de la Legi贸n Infernal 鈥揺sos a los que quer铆a fusilar-, a los que se atrevi贸 a preguntarles: 鈥溌縌u茅 pretenden?鈥 La respuesta fue contundente: 鈥渓a renuncia efectiva de Cisneros鈥.

En esos momentos entraron a la sala capitular Saavedra y Beruti. El jefe de los Patricios aclar贸 que sus tropas no mover铆an un dedo para reprimir al pueblo. S铆 accedieron a que se retirase parte de la gente. Cuando la plaza se fue vaciando, el desubicado de Leiva no tuvo mejor idea que asomarse otra vez al balc贸n de sus desgracias y preguntar: 鈥溌緿贸nde est谩 el pueblo?鈥. Le contest贸 Antonio Luis Beruti, escoltado por algunos 鈥渋nfernales鈥:

鈥淪e帽ores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces. Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusi贸n de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, est谩 armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aqu铆. 驴Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si es que no tiene badajo nosotros tocaremos generala y ver谩n ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. 隆S铆 o no! Pronto, se帽ores, decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y enga帽os; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada.鈥

Ahora s铆, el actuario del Cabildo se decidi贸 a leer el petitorio presentado la noche del 24 y los integrantes del cuerpo aprobaron su contenido. El virrey quedaba finalmente destituido de todo tipo de mando y se nombraba a una nueva Junta de Gobierno que asumir铆a a las tres de la tarde de aquel mismo d铆a 25.

Alberdi concluir铆a as铆 su 鈥渃r贸nica dram谩tica鈥:

鈥淔rench: Demos gracias a los franceses que, en el otro continente, han probado la impotencia de nuestros tiranos, y a los ingleses que en el nuestro han probado el poder de los americanos; la conquista en ambos mundos ha ocasionado nuestra libertad; de la injusticia ha nacido la independencia: los tiranos han creado las libertades de la tierra. Pretendieron ser nuestros amos: hoy somos sus iguales. En recompensa de sus balas les brindamos nuestra hospitalidad.

鈥滲eruti: Compatriotas: En nombre del entusiasmo que abrasa mis entra帽as, y del calor de los valientes que he tenido el honor de presidir en esta jornada inmortal, yo me tomo la misi贸n de decretar que nadie pegue sus ojos en esta noche de gloria: el pueblo que duerme impasible el d铆a que ha roto sus cadenas y no se enloquece, y no se embriaga, y no se enajena y perece de gusto, es un pueblo indigno y fr铆o, que no tardar谩 en volver a ser esclavo. Yo decreto, se帽ores, a nombre del honor de ustedes mismos, que durante las horas memorables de toda esta noche, resuene un c谩ntico continuo y universal al Dios que ha roto nuestras cadenas.

鈥漈odos: 隆C煤mplase! 隆Viva el denodado Beruti!

鈥漊na voz: 隆Se帽ores: comienza a llover ya, y no podr谩 tener lugar ese decreto!

鈥滷rench: Si la lluvia, en vez de ser agua fuese plomo, m谩s alto cantar铆amos todav铆a. Esta lluvia es un regalo oportuno del cielo, para aplacar el incendio voraz que nos abrasa. Si no lloviese, arder铆amos.

鈥漋ieytes: 隆Tiranos: vosotros que no pod茅is contemplar la faz del pueblo sino con los ojos de la sospecha y del encono; vosotros que no conoc茅is el dulce imperio de una sonrisa ingenua de sus labios, comeos de envidia y de desesperaci贸n al contemplar el cuadro inefable de un gobierno que se confunde con familiaridad y con amor en los rangos del pueblo que le idolatra y que sabr谩 perecer por mantenerle!鈥6

(鈥)

鈥quel 25 de mayo de 1810, Mariano Moreno, a quien ya al asumir empezaba a asfixiarlo la m谩scara de aquel rey infame y traidor a su pueblo, mirando al futuro, necesit贸 decir en el momento en que juraba como secretario de Guerra y Gobierno:

鈥淟a variaci贸n presente no debe limitarse a suplantar los funcionarios p煤blicos, e imitar su corrupci贸n y su indolencia. Es necesario destruir los abusos de la administraci贸n; desplegar una actividad que hasta ahora no se ha conocido; promover el remedio de los males que afligen el Estado; excitar y dirigir el esp铆ritu p煤blico; educar al Pueblo; destruir sus enemigos y dar una nueva vida a las provincias. Si el gobierno huye al trabajo, si sigue las huellas de sus predecesores conservando alianzas con la corrupci贸n y el desorden, hace traici贸n a las justas esperanzas del pueblo, y llega a ser indigno de los altos deberes que se le han encomendado. Es preciso pues emprender un nuevo sendero en que lejos de hallarse alguna salida, ser谩 necesario practicarla por entre los obst谩culos que el despotismo, la venalidad y las preocupaciones han amontonado despu茅s de siglos ante los progresos de la felicidad de este continente. Despu茅s que la nueva autoridad haya escapado los ataques a que se ver谩 expuesta por s贸lo la calidad de ser nuevo, tendr谩 que sufrir los de las pasiones, intereses e inconstancia de los mismos que ahora fomentan la reforma.鈥7

1 Cisneros hac铆a el papel de renunciado resignado, pero como veremos, desde la misma noche del 24 comenz贸, confiando en la colaboraci贸n ofrecida por Liniers, El铆o y el virrey del Per煤, a preparar la contrarrevoluci贸n.

2 An贸nimo, 鈥淩elato de la Revoluci贸n de Mayo (Seg煤n un manuscrito de la 茅poca, de la colecci贸n Carranza)鈥, en 25 de Mayo: testimonios, juicios, documentos cit., p谩g. 16.

3 Juan Bautista Alberdi, La Revoluci贸n de Mayo. Cr贸nica dram谩tica, Universidad Nacional de C贸rdoba, C贸rdoba, 1960. Alberdi aclaraba: 鈥淪e puede hacer caricaturas de Mayo sin ofensa, como se puede parodiar el cielo sin suceso. [鈥 No se puede decir que esta cr贸nica sea toda verdadera, ni toda falsa. A ser pura realidad, no se habr铆a apellidado dram谩tica; y si hubiese sido enteramente fant谩stica, no se habr铆a titulado cr贸nica. [鈥 Se ha convenido en que era la mejor forma para iniciar en las cosas serias, a las inteligencias ligeras y poco capaces de atenci贸n intensa. [鈥 La parte hist贸rica se ha tomado casi literalmente de las actas y de las memorias; la parte fant谩stica, de la tradici贸n popular鈥.

4 Estos recalcitrantes ser谩n los mismos que poco tiempo despu茅s acusar谩n a la Junta de sanguinaria cuando fusile a Liniers y sus c贸mplices.

5 Actas del Cabildo, op. cit.

6 Alberdi, op. cit.

7 En Orlando M. Punzi, 鈥淢oreno, periodista鈥, Todo es Historia, N潞 157, 1980.
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