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05/04/13 | Varios / Sugerencias

Tasas presionan a exportadores

Image La liquidez está, pero no se siente. La lluvia de pesos que inyecta el Banco Central parece tener hasta ahora pocos efectos en el sistema financiero. Y en los bancos ya interpretan el movimiento como una decisión más "ortodoxa" del organismo de Marcó del Pont para apaciguar el descontrol del "blue": empezar a encarecer fuertemente el dinero que toman los exportadores a cortísimo plazo, a través de los bancos privados locales, para obligarlos a desprenderse de los dólares con los que este mes se nutren por la cosecha. El mecanismo, junto con algunos otros más heteredoxos que está haciendo simultáneamente (ver aparte), apunta a incrementar la oferta de divisas en el mercado oficial, quitarle presión al billete informal y reducir la brecha entre ambos tipos de cambio.

El movimiento empezó a notarse el miércoles pasado, pero, contrariamente a lo que habían supuesto algunas mesas, continuó tras el feriado. Por orden del Central, el Banco Nación se retiró sorpresivamente del mercado de préstamos entre entidades financieras, y las tasas de interés que éstas pagan por el dinero a un día (el llamado call money) se dispararon a niveles máximos. Ayer el promedio volvió a escalar unos 180 puntos básicos, al pasar del 13,2% al 15% anual. Éste es, precisamente, el costo financiero que termina actuando como piso para el financiamiento que inmediatamente después toman las compañías, con vencimientos de entre uno y siete días, pero a tasas de entre 150 y 250 puntos básicos mayor (ayer: del 16,5% anual). El ajuste es fruto de una receta que logró imponer la línea menos heterodoxa del Banco Central para frenar la escalada de un dólar, que amenazaba con escaparse hacia los $ 9. Las entidades empezaron a experimentar necesidad de pesos, por primera vez en
mucho tiempo, y algunas incluso se vieron obligadas a cancelar sus préstamos a empresas. Lo curioso: que esto suceda en dos semanas en las que el organismo no hizo más que volcar pesos en el sistema, por las compras diarias de divisas y por las licitaciones de deuda (unos $ 3.200 millones, en sólo ocho días, por Lebac y Nobac).

En otros tiempos, dicen, una inyección de esta magnitud hubiera provocado una baja sensible en las tasas de los plazos fijos. La tasa de referencia a 30 días -la Badlar privada, que mide el BCRA a través de una encuesta "misteriosa"- quedó en el 14,6% anual. Pero en las mesas de los bancos dicen que este retorno se mantiene firme, más cerca del 15,75% por los depósitos grandes (superiores al millón de pesos). Aun así, muchos ejecutivos desconfían que esta tensión tenga larga vida en el mercado de las líneas interbancarias y por eso evitan todavía trasladarla al resto de las tasas que ofrecen por los plazos fijos. Aun así, ya algunos descuentan que deberán aplicar una suba de al menos medio punto porcentual en las próximas semanas. El paso siguiente sería un efecto indeseado para Marcó del Pont: un encarecimiento del crédito a mediano plazo para individuos y empresas, en una economía en la que la actividad no parece mostrar signos de reactivación.


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