09/06/25 | Interior del pais
Las uvas brillando en los viñedos, el sol cordillerano, los picos nevados de fondo y el agua corriendo por las acequias componen la imagen que viene rápidamente a la mente cuando se habla de Cuyo. Que no sólo transmite belleza. También describe parte de la riqueza de una región que, como pocas en la Argentina, ha construido una identidad propia a partir de una serie de caracterÃsticas distintivas, vinculadas básicamente al clima y a su particular ubicación geográfica.
En un territorio árido, naturalmente condicionado por una fuerte restricción hÃdrica, el patrón histórico de ocupación del suelo en las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis se orientó a generar oasis urbanos y productivos que permitieran el aprovechamiento del agua en función de su disponibilidad para el consumo y para el riego en diversas actividades agrÃcolas intensivas: esencialmente la vitivinicultura, pero también la fruticultura y la olivicultura. Más atrás en la postal, los Andes ofrecen al paisaje otro recurso de inmenso valor económico: los minerales.
Al singular diseño territorial que es el resultado del modelo productivo cuyano, se suma la centralidad de esta región en términos de comercio exterior, situada en el eje del Corredor Bioceánico Central, principal vÃa de vinculación entre los paÃses del Mercosur con Chile y sus puertos del Océano PacÃfico a través del Paso Cristo Redentor.
Un desafÃo clave para la logÃstica en Cuyo
En clave logÃstica, un abordaje de los desafÃos que se le presentan a Cuyo para potenciar su producción y la de otras regiones argentinas debe necesariamente poner foco en ese lugar, uno de los epicentros del transporte de carga internacional.
Con un flujo de 1300 camiones diarios que mueven a través de la ruta nacional 7 unos 4,6 millones de toneladas anuales, el Paso Cristo Redentor concentra el 77% del comercio carretero por pasos de fronteras hacia Chile.
Esta concentración del tráfico de carga, al que se suman más de 1500 autos y ómnibus diarios, se conjuga con el desafÃo climático que supone el paso cordillerano: las fuertes nevadas obligan a cerrarlo unos 25 dÃas al año en promedio y hasta 60 dÃas en los inviernos con condiciones meteorológicas más adversas.
Invertir en infraestructura es una necesidad en el Cristo Redentor, no sólo para garantizar un tránsito de carga fluido sino también, cuando se interrumpe, para proveer, por ejemplo, espacios de descanso apropiados para los transportistas y refugios ante los temporales, o remediar el déficit de conectividad digital, inconvenientes que, para ser resueltos exigen la coordinación de todos los actores públicos y privados que participan del comercio en esa zona de frontera.
La refuncionalización del antiguo túnel ferroviario, con un sistema de circulación de dos carriles en cada sentido, aumentarÃa la fluidez y seguridad vial, ampliando su capacidad y agilizando significativamente el transporte de carga. Asà también, la inversión en pasos de frontera alternativos permitirÃa descomprimir la cantidad de vehÃculos que circulan por el Cristo Redentor. El Paso Pehuenche (Mendoza), el de Aguas Negras (San Juan) y otros en las provincias del Noroeste son alternativas que mejorarÃan notablemente el comercio con el paÃs trasandino.
La congestión en las áreas urbanas resulta otro importante desafÃo para la región cuyana. La organización de las ciudades y de la actividad productiva en torno a los oasis de riego se tradujo en unos pocos núcleos poblacionales de gran magnitud, conectados principalmente por dos grandes corredores viales, la ruta 7 en el eje este-oeste, en tándem con la 188, en paralelo, más al sur, y la ruta nacional 40 de norte a sur. Resultado de este dibujo territorial son los cuellos de botella en los ingresos y egresos de los principales centros urbanos, que generan importantes demoras para el transporte de carga.
La inauguración de la Variante Palmira aportará una solución a ese problema: suerte de bypass para los camiones que transitan por la ruta 7 desde y hacia Chile podrÃa reducir en un 70% el tráfico de carga internacional a través de la ciudad de Mendoza.
Una columna vertebral productiva en Cuyo
En lÃneas generales, asegurar el buen estado de la ruta nacional 7 es un mandato estratégico para la logÃstica cuyana. Es la principal vÃa de circulación terrestre de la región y una de las más importantes del paÃs, con un tráfico incesante de productos de origen agropecuario e industrial, con Mendoza como punto de contacto esencial con el comercio internacional y San Luis como centro articulador de esos flujos desde y hacia otras regiones de la Argentina.
La sobrecarga de tránsito y las demoras constituyen serios obstáculos para el desarrollo de una logÃstica apropiada. Es fundamental optimizar el funcionamiento de la ruta 7, sus colectoras e intercambiadores y, en paralelo, invertir en el desarrollo de mejores dispositivos logÃsticos en torno a este eje vial, por ejemplo, en centros de acopio y transferencia de carga, como los proyectados en San MartÃn y Luján de Cuyo.
Otro componente relevante a la hora de buscar soluciones logÃsticas para Cuyo es el gran potencial ferroviario de la región. Parte de la producción cuyana, caracterizada por grandes volúmenes, bajo valor unitario de los productos y destinos que insumen largas distancias, tiene en el tren un modo de transporte más conveniente. Son los casos de las aguas minerales y el carbón de coque que viaja hasta las refinerÃas de petróleo en La Plata.
El sector minero de Cuyo, que hoy apunta a desarrollar ambiciosos proyectos con minerales estratégicos como el cobre, crucial para la transición energética, tiene en la cal, por ejemplo, una cadena de valor que podrÃa beneficiarse de las mejoras en ramales secundarios del ferrocarril. Una logÃstica óptima para la cal sanjuanina, de gran calidad, requerida para la producción de acero e insumo principal en los proyectos de explotación de litio en las provincias del Noroeste, demandarÃa la rehabilitación de ramales deteriorados del ferrocarril Belgrano.
Lo mismo vale para el potasio que se produce en el sur de Mendoza, clave en la producción de fertilizantes, que se verÃa potenciado si una demanda combinada de cargas de Cuyo y Patagonia permitiera establecer una conexión ferroviaria desde el sur cuyano y el norte patagónico hacia el Océano Atlántico. Sin embargo, la mayor parte de la traza ferroviaria de la región no se encuentra en buen estado. El reacondicionamiento de las vÃas y el material rodante es, en consecuencia, una necesidad imperiosa para reducir costos en el transporte de cargas.
La vÃa aérea de la logÃstica
Otra oportunidad para la logÃstica cuyana viene dada por un mayor aprovechamiento del modo aéreo en algunas cadenas de valor estratégicas para la región, como la minera, la vitivinÃcola y la frutÃcola. La minerÃa puede recibir repuestos e insumos de alto valor que demandan una entrega inmediata para no interrumpir los ciclos de producción; la vitivinicultura podrÃa enviar muestras por avión y los productores frutÃcolas, producciones de primicia que permiten conseguir ventanas de alto valor en los mercados externos en momentos especÃficos del año, como ocurre con la cereza.
También en este punto, los desafÃos son importantes: por supuesto, más vuelos al exterior; depósitos acondicionados para determinados tipos de carga Courier y una gestión comercial más eficiente para este servicio; en lÃneas generales, mejoras sustanciales de los espacios de carga en los aeropuertos.
Hay mucho por hacer, entonces, en esta región que elabora bienes de altÃsima calidad para todo el mundo, en la búsqueda de una logÃstica más eficiente que fortalezca la producción, el comercio y la prosperidad de Cuyo.
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Argentina comienza a acelerar su estrategia de exportación de GNL
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El desafÃo de la logÃstica en Cuyo, de los oasis a la frontera