En un contexto de restricción externa sostenida, la minería emerge como uno de los pilares estructurales de generación neta de divisas para la economía argentina. Junto a la agroindustria, forma parte del reducido grupo de sectores que exportan mucho más de lo que importan: por cada dólar que requiere, la minería genera nueve en exportaciones.

La tendencia no es nueva, pero sí lo es su aceleración. En los últimos cinco años, la minería aportó el 8% del ingreso neto de divisas del país. Y aunque su volumen aún palidece frente al del agro, su dinamismo y potencial de crecimiento han cobrado protagonismo. Entre 2019 y 2024, los anuncios de inversión en minería superaron los 18.000 millones de dólares, de los cuales el 91% se destinaron a dos minerales: litio y cobre.

Ambos recursos son estratégicos en el contexto global de transición energética. A pesar de que el oro y la plata continúan liderando las exportaciones actuales (representaron el 82% del total entre 2019 y 2024), el litio y el cobre concentran las mayores expectativas de cara a la próxima década. Argentina no produce cobre a gran escala desde 2018, pero su reactivación está en marcha. El litio, por su parte, ya muestra una participación creciente en el comercio exterior y acumula casi 13.000 millones de dólares en anuncios de inversión.

El país también exhibe avances en exploración, clave para sostener el crecimiento futuro. En 2024, el 67% del presupuesto exploratorio minero se destinó al litio y al cobre, lo que representa un salto exponencial respecto a 2017, cuando apenas recibían el 25%. Ese presupuesto pasó de 37 a más de 320 millones de dólares, impulsando nuevos descubrimientos y atrayendo capitales globales.

El hallazgo anunciado por Vicuña Corp. —el mayor yacimiento de cobre, oro y plata de los últimos 30 años— no solo confirma ese potencial geológico, sino que posiciona a Argentina entre los diez principales reservorios de cobre del mundo. Paralelamente, el Proyecto Rincón, en Salta, se convirtió en el primero en recibir aprobación bajo el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), con un estimado de inversión de 2.700 millones de dólares en producción de carbonato de litio.

En la reciente exposición Arminera se sumaron otros seis proyectos al régimen, lo que refuerza el atractivo del sector. Según un informe conjunto de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) y la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM), los avances actuales podrían transformar radicalmente la matriz exportadora del país. La minería —que en 2024 representó poco más de 5.000 millones de dólares en exportaciones— podría alcanzar los 15.600 millones hacia 2030, según estimaciones del BCRA, y hasta 19.200 millones, según el Ministerio de Economía.

La velocidad de escalamiento productivo, la entrada efectiva de los proyectos en fase de operación y la evolución de los precios internacionales de los minerales serán factores determinantes para cumplir estas proyecciones. Aun así, el sector se encuentra en una etapa de crecimiento inédito: Argentina se posicionó este año como el sexto país del mundo en inversión en exploración minera.

Con una de las tres mayores reservas globales de litio, la décima de cobre, la duodécima de plata y la décimotercera de oro, el país apenas ha comenzado a explotar su potencial geológico. Pero a diferencia de otros sectores, la minería demanda paciencia, planificación y estabilidad normativa. Las inversiones son de largo plazo y requieren décadas de maduración antes de traducirse en exportaciones concretas.

Si los próximos años logran sostener condiciones macroeconómicas y reglas claras, el país podría convertir su riqueza minera en uno de los motores más potentes del ingreso de divisas y el crecimiento económico de largo plazo.

Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario