La edición de mayo del “Chief Economists Outlook”, publicada por el Foro Económico Mundial, alerta sobre una creciente reorganización de las estrategias logísticas y de abastecimiento en todo el mundo. El 100% de los economistas encuestados anticipa que las empresas adaptarán sus cadenas de suministro para hacer frente a un entorno internacional marcado por tensiones comerciales, nuevas barreras arancelarias y restricciones a las exportaciones.

El informe remarca esta transformación en un contexto de reconfiguración estructural del orden económico global, en el que las decisiones logísticas ya no responden solo a criterios de eficiencia, sino también de resiliencia geopolítica. Entre los factores más relevantes, se destacan los aranceles anunciados por Estados Unidos en abril, con incrementos de hasta el 145% sobre productos clave provenientes de China. Aunque suspendidas de forma temporal, estas medidas generaron un nivel de incertidumbre que, según el reporte, supera incluso los picos registrados durante la pandemia.

Impacto al comercio global y nuevas rutas de abastecimiento
El 89% de los expertos consultados espera que el volumen del comercio internacional se estanque o disminuya este año. Esta contracción pone en alerta a los sectores logísticos, especialmente aquellos que operan cadenas internacionales complejas o dependen de proveedores ubicados en mercados considerados de alto riesgo geopolítico.

Como consecuencia, muchas compañías están acelerando planes para diversificar sus proveedores, relocalizar centros de distribución y establecer rutas alternativas. El objetivo es reducir la exposición a políticas comerciales inestables, como los aranceles o las limitaciones a la exportación de minerales críticos, y adaptarse a un escenario de fragmentación geoeconómica cada vez más acelerado.

“El nivel de daño que finalmente provoquen estas políticas dependerá de las decisiones que tomen tanto Estados Unidos como sus socios comerciales cuando se agoten los períodos de pausa arancelaria”, advierte el informe.

Demoras en inversiones y decisiones estratégicas
Otro de los efectos logísticos señalados es el retraso en la toma de decisiones estratégicas e inversiones. El 87% de los economistas espera que las empresas demoren la ejecución de planes clave, lo que incluye desde la apertura de nuevos centros logísticos hasta la adopción de tecnologías para la automatización o trazabilidad de procesos.

Esta situación tiene efectos indirectos en toda la cadena de valor: la falta de claridad sobre el contexto normativo o comercial desalienta las inversiones en infraestructura, logística de última milla y proyectos de comercio exterior.

La inteligencia artificial como herramienta ante la disrupción
La aceleración de la inteligencia artificial (IA) es vista por los economistas como una oportunidad para contrarrestar parte de esta incertidumbre. Si bien el 47% prevé que la IA pueda generar pérdidas netas de empleo, también se destaca su potencial para aumentar la eficiencia operativa.

En el ámbito logístico, esto se traduce en automatización de tareas repetitivas, optimización de rutas, gestión predictiva de inventarios y mejoras en la planificación de la demanda. El 95% de los encuestados considera crucial adaptar los procesos internos para incorporar herramientas de IA, y el 91% señala la necesidad de capacitar al personal logístico para convivir con estas tecnologías.

Asimismo, la mejora de las infraestructuras de datos y la ciberseguridad se posiciona como una condición necesaria para que estas soluciones tecnológicas puedan ser adoptadas de forma segura y eficiente.

Riesgo de fragmentación y reorganización del mapa logístico
El informe también alerta sobre una creciente fragmentación del sistema económico internacional, con flujos comerciales e inversiones alineándose a bloques geopolíticos más definidos. Esta tendencia no solo afecta el volumen de operaciones, sino que también obliga a las empresas a redibujar sus mapas logísticos, eligiendo ubicaciones más seguras o menos expuestas a conflictos.

“Reducir la exposición a mercados geopolíticamente inestables” es una estrategia que el 84% de los encuestados considera muy probable para los próximos tres años.

Agilidad organizacional y resiliencia: los nuevos imperativos
Ante este escenario, las compañías que operan cadenas logísticas complejas necesitarán más que nunca agilidad y capacidad de adaptación. El informe destaca que la combinación entre inversión tecnológica, diversificación de proveedores, adaptación regulatoria y fortalecimiento del talento interno serán claves para construir resiliencia.

En definitiva, la logística deja de ser una función operativa para convertirse en un pilar estratégico. Las decisiones que se tomen hoy sobre la organización del abastecimiento, la ubicación de los centros logísticos y la incorporación de nuevas tecnologías marcarán la diferencia en un mundo donde los riesgos ya no son excepcionales, sino la nueva norma.