El déficit cambiario de Argentina ha alcanzado cifras alarmantes, reflejando una creciente fuga de dólares que pone en riesgo la estabilidad económica del país. Según datos del Banco Central (BCRA), en los primeros diez meses del año, el saldo negativo en la cuenta corriente acumuló US$ 11.656 millones, una cifra récord que subraya el desequilibrio persistente entre los flujos de divisas que ingresan y los que salen del país.

La situación se agudizó en marzo de 2025, cuando el déficit en la balanza comercial, que es la diferencia entre exportaciones e importaciones, alcanzó los US$ 456 millones, un signo claro de la debilidad en el sector exterior. En ese mes, los pagos por importaciones totalizaron US$ 5.752 millones, mientras que las exportaciones apenas llegaron a los US$ 5.296 millones, lo que resultó en un déficit comercial. Este es el segundo mes consecutivo en que la balanza comercial muestra números negativos bajo la gestión actual, después de que en diciembre de 2024 se registrara un déficit de US$ 39 millones.

Lo más preocupante de todo es que este desequilibrio no se limita solo al comercio de bienes. La cuenta de "Servicios" también contribuyó de manera significativa al déficit, con un saldo negativo de US$ 799 millones en marzo, muy por encima de los US$ 111 millones registrados en el mismo mes de 2024. Esta cifra refleja principalmente egresos por "Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta" (US$ 698 millones), así como "Otros servicios" y "Fletes y seguros", que sumaron otros US$ 315 millones.

Además, la intervención del Banco Central en el mercado cambiario, en un intento por controlar la brecha entre el dólar oficial y el dólar MEP, resultó en una salida de US$ 202 millones en marzo, lo que agravó aún más la pérdida de reservas. El resultado de todo esto fue una disminución de las reservas internacionales en US$ 3.131 millones solo en ese mes, lo que refuerza la percepción de que el país está enfrentando una crisis de liquidez.

En el acumulado de los tres primeros meses de 2025, a pesar de que el comercio exterior dejó un saldo positivo de US$ 838 millones, los pagos por intereses, servicios y la fuga de divisas relacionadas con viajes y pasajes, generaron un déficit total de US$ 7.114 millones. Los pagos de intereses, que sumaron US$ 593 millones al FMI y US$ 850 millones al sector privado, también han tenido un impacto significativo en las finanzas del país.

Este desequilibrio en las cuentas externas es aún más preocupante dado el reciente acuerdo con el FMI, que introdujo cambios en el esquema cambiario del país. A pesar de que el acuerdo busca reforzar las reservas del Banco Central, algunos analistas advierten que la apreciación del peso argentino podría acentuar el desequilibrio, encareciendo la producción interna y provocando una nueva ola de fuga de capitales.

En este contexto, el gobierno enfrenta un desafío mayúsculo para equilibrar las cuentas externas y evitar que la fuga de dólares continúe socavando la estabilidad económica. La situación exige medidas urgentes y efectivas para restaurar la confianza en la economía, controlar el déficit cambiario y, en última instancia, frenar la pérdida de reservas que amenaza con poner aún más presión sobre el tipo de cambio y las políticas monetarias del país.