26/04/24 | Noticias
Colocar la idea de integración regional en el marco de las múltiples opciones que se presentan en la actualidad para la inserción internacional de paÃses de la región, es uno de los temas que concentran la creciente atención de operadores y especialistas. La pregunta de fondo es cuál estrategia es la más recomendable para trabajar juntos y sacar asà mejor provecho de las oportunidades que se abren para los paÃses de la región en el actual escenario internacional.
Concretamente se trata de colocar un tema que ha sido central para nuestro paÃs y otros paÃses de la región latinoamericana, en la perspectiva de los profundos cambios que en la actualidad se observan en el entorno internacional y, en particular, en la competencia económica global. Son cambios, por lo demás, que evocan el hecho de que muchas veces en el pasado, las transformaciones profundas que inciden en los desplazamientos del poder mundial y eventualmente en las guerras han estado estrechamente vinculadas entre sÃ.
Estamos hoy frente a una crisis sistémica mundial que parece recrear la clásica tensión histórica entre orden y anarquÃa en las relaciones internacionales. Es una tensión que se manifiesta en dificultades de encontrar respuestas eficaces a problemas colectivos que se confrontan a escala global. Y que puede generar problemas sistémicos en el interior de paÃses que han sido y que eventualmente siguen siendo protagonistas relevantes en el sistema internacional. Son problemas, por lo demás, que pueden erosionar la confianza de las respectivas ciudadanÃas en la capacidad de sus gobiernos.
Como hemos señalado en otras oportunidades, tres condiciones parecen ser necesarias para la estrategia a seguir por el respectivo paÃs. Ellas son: la calidad institucional que implica desarrollar capacidades para articular en forma estable los distintos intereses sociales, a fin de poder traducir luego los objetivos acordados en realidades y comportamientos efectivos; en segundo lugar, que las empresas del respectivo paÃs puedan desarrollar estrategias ofensivas que resulten de una vocación de participación activa en los mercados internacionales, en base a diagnósticos actualizados sobre las oportunidades que se les ofrecen a la capacidad de producir bienes y de prestar servicios otros mercados, y en tercero, la coordinación de esfuerzos a escala regional con paÃses con los que se comparte un espacio geográfico o condiciones relativas e intereses similares, como por ejemplo los paÃses productores de alimentos o los exportadores de energÃa. Ello implica una mayor coordinación entre paÃses que comparten un espacio regional o subregional, tanto en la elaboración de los respectivos y necesarios diagnósticos, como en las estrategias para abordar acciones de respuestas conjuntas a los desafÃos y oportunidades que se presentan.
Lo que parece claro es que un cuadro de situación como el que se está abriendo en el actual escenario internacional global, requiere por parte de paÃses como el nuestro, actitudes y polÃticas que permitan capitalizar experiencias del pasado, y adoptar estrategias, objetivos y metodologÃas de integración que estén adaptadas a nuevas realidades del paÃs y del mundo (ver nuestro artÃculo “Integración regional e inserción internacional de América Latina en un mundo de múltiples opcionesâ€, en el libro “La agenda internacional de América Latina: entre nuevas y viejas alianzas†de Wollrad; Maihold y Mols, Editado en Buenos Aires por Nueva Sociedad; SWP y Friedrich Ebert Stiftung (2011) .
Félix Peña
- Compartir: Twittear