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05/10/21 | Noticias

"La exportación de servicios tiene mucho potencial en la Argentina"

Image POR GUSTAVO GARCÍA

El empleo en software tocó en julio un récord histórico con 122.500 puestos de trabajo formales. Es una suba de 15,5% contra dos años atrás.
El resultado negativo obtenido por el Gobierno en las PASO parece haber obrado milagros en el terreno económico. Al menos, cambio de Gabinete mediante, el equipo económico anunció una serie de medidas pro exportación entre las que sobresalieron la eliminación de las retenciones a las exportaciones de servicios y el alivio del cepo al mercado ganadero.

Ambos puntos resultan un aliciente, aunque el primero de ellos, la venta de servicios allende las fronteras, tiene la singularidad de tratarse de un sector con enorme potencial y que, desde hace mucho tiempo, es visto como uno de los posibles drivers del crecimiento de la economía argentina.

"En general las retenciones no son un impuesto muy deseable. Todos los instrumentos de política económica tienen un fin instrumental. En el caso de las retenciones a las exportaciones tiene dos sentidos: uno es recaudatorio, que es el más evidente; luego tiene como fin separar el precio internacional del precio interno. Cuando se pone la retención se está separando esa ley de precio único que existe en la economía. Sea un bien o un servicio. Esa es la instrumentalidad que tiene esa política pública", explica Matías Bolis Wilson, economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios.

Y añade: "Claro que las retenciones no es lo más deseable para determinados sectores. Lo hemos dicho antes cuando se produjeron las retenciones a los servicios. Es un sector donde Argentina tiene bastante dinamizado. Se ponía una traba, un desincentivo a esa exportación, se encarecía".

-Como suele decirse, nadie quiere importar impuestos.

-Exactamente. Y vos estás tratando de exportar impuestos. En un mundo que es cada vez más competitivo, poner una retención no es lo más deseable. En términos de commodities cuando el precio sube podés quedarte con parte de la renta, el Estado se puede quedar con parte de esa renta extraordinaria. Si se determina que es extraordinaria o no. Eso es lo más difícil de todo, determinar si es extraordinario o momentáneo. En servicios, era un sector que venía empujando desde hace varios años y no ayudaron las retenciones.

-Dentro del sector servicios, ¿cuáles son los rubros con mayor potencial exportador?

-Básicamente lo servicios basados en el conocimiento, que son parte de la nueva economía mundial. Ahí están los servicios empresariales y el turismo. Lo que pasa es que ahora hay que ver cómo se reconfigura todo después de la pandemia. El mundo post pandemia será algo diferente, pero todavía no sabemos cuánto. Muchos potenciamos la posibilidad de brindar servicios desde cualquier lugar del mundo. Entonces con el teletrabajo y demás se potenció mucho al sector, por eso en términos generales creo que es una muy buena medida levantar las retenciones.

EL SOFTWARE

-Siempre se habla de la industria del software como una especie de joya, un sector con mucho potencial para trabajar más allá de las fronteras. ¿Qué opinás al respecto?

-Es uno de los focos que tiene un enorme potencial. El turismo también es uno de ellos. Creo que a medida que las economías avanzan la participación de los servicios será cada vez más grande. Si uno mira 100 años atrás, la participación de la industria versus los servicios, la industria ganaba por goleada. Ahora es al revés y eso creo que se va a profundizar cada vez más, especialmente con la robotización en la industria. Todos los servicios en general tienen mucho potencial y la industria del software es importante. Pero hay que ser competitivo. Estás compitiendo contra un montón de países que tienen también capacidad de exportación de esos servicios. La pregunta es cómo te volvés más competitivo. Sacarle las retenciones es una forma de volverte más competitivo.

-En la industria del software destacan que el tipo de cambio, que favorece las exportaciones, termina teniendo para ellos un efecto búmeran ya que las empresas internacionales les llevan el capital humano.

-Eso pasa con todo lo que es exportación. Lo que cambia son los precios relativos de lo que se exporta y de la contratación laboral. Puede pasar con los commodities, pero no tienen un contenido tan alto de componente humano. En el caso de los servicios, el gran componente es el humano, el servicio profesional. Se va a encarecer siempre en términos relativos ese profesional al que hay que pagarle un buen sueldo. Esa dinámica ocurre en todos los sectores que son exportadores. Se soluciona con la educación. La pata educativa es muy importante. La formación profesional es relevante y requiere de un plan estratégico de mediano y largo plazo. Tratar de planificar cuáles van a ser los servicios que de acá a 10 o 15 años el mundo va a demandar. Y eso es algo muy dinámico.

DE ENTRECASA

-El Gobierno, a partir del resultado de las PASO, comenzó a fogonear algunas medidas destinadas al consumo. La tan mentada frase de "poner plata en el bolsillo de la gente". ¿Cómo lo ven desde la Cámara?

-Yo lo pongo en estos términos: en la Argentina y en cualquier parte del mundo hay que tratar de equilibrar el corto con el mediano plazo. En el corto plazo fomentar el consumo, pero si no se alienta en el mediano plazo la oferta agregada, que haya más bienes y servicios, se va a caer en el mismo problema en que caímos siempre, que es la restricción externa. Hay un modelo reconocido que es el Stop and Go. Se fogonea el consumo pero a su vez no se dan las condiciones para que aumente la disponibilidad de bienes y servicios, entonces se cae en una restricción, en un cuello de botella. Eso puede ir a precios, a una complicación del sector externo. Lo que no se fabrica en la Argentina se tiene que importar, sean bienes o servicios. Puede aliviar un poco en el corto estas medidas, pero hay que transitar hacia el largo plazo para que la economía argentina no caiga siempre en el mismo problema. Hay que tener cuidado con ese equilibrio.

-En el corto plazo, después de lo que ha sido el 2020, para muchos empresarios y comerciantes debe resultar un poco de aire fresco.

-Es un aire fresco pero también hay que anclar las expectativas y despejar el horizonte. Yo pongo un ejemplo porque lo viví cuando trabajaba en el mercado financiero: la crisis subprime del 2008 y 2009. La Reserva Federal volcó un montón de plata al mercado. ¿Qué pasó al principio? Como las expectativas de los consumidores estaban tan deformadas, tan para abajo, esa plata que volcaban no la consumían sino que la ahorraban. Esa política monetaria no fue efectiva al principio. Cuando se empezó a despejar el panorama hacia adelante la gente empezó a consumir. Acá pasa algo parecido. Se puede hacer una política de ingresos fuerte en la Argentina, pero si las expectativas no se despejan, no van a consumir. La expectativa del consumidor depende de la expectativa del ingreso, del trabajo, que pueda o no conservar el empleo. Hoy en día todavía falta trabajar sobre eso. Lo mismo por el lado de la oferta agregada. Un empresario que tenga que invertir y no pueda armar un plan de negocios de acá a 3 años, va a ser difícil que motorice la inversión privada, que es lo que mueve a la economía. Por eso digo que tiene sus limitaciones la política de ingresos si no está acompañada por otras cosas.

-En esto del cuello de botella y teniendo en cuenta el nivel de las reservas netas, ¿estamos caminando por la cornisa?

-La economía argentina hace rato que viene caminando por la cornisa. Ahora se alivió un poco porque el contexto externo, el mundo ayudó un poco con el precio de los commodities. La forma genuina de armarse de reservas es exportando más de lo que se importa. Hay que empezar a hacer foco ahí porque es adonde históricamente se le estrangula la cuenta externa a la Argentina. Pasa con los servicios y con los bienes. No sé cuánto va a durar el contexto externo que ayudan. Los bancos centrales están pensando en revertir esta política monetaria y eso en algún momento va a pasar. Las tasas de interés serán más altas en el mundo. Ahí las monedas, especialmente el dólar, se va a fortalecer y los commodities van a tender a caer. Hay que pensar también en ese horizonte.

La dinámica del sector en cifras
El último informe elaborado y difundido por el equipo económico de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios echa luz sobre el peso del intercambio de servicios dentro de la canasta del comercio exterior, concluyendo que el mismo se ha mantenido estable entre el período 1994-2000.

En 1994 el intercambio de servicios con el exterior fue de 10.507 millones de dólares, lo que representó el 21,9% del comercio exterior total de aquel año.

En 2020 el comercio de servicios representó el 17,8% del intercambio exterior argentino (5,3 p.p. por debajo de lo alcanzado en 2019, que fue del 23,1%). En este sentido, las exportaciones de servicios significaron el 14,6% de las exportaciones totales, mientras que las importaciones de servicios comprendieron el 21,6% de las importaciones totales al mundo.

"En este contexto, es importante destacar que la participación de las importaciones de servicios sobre el total importado resultó mayor a la incidencia de las exportaciones de servicios sobre el total exportado en todo el período bajo análisis Composición de las Exportaciones", resalta el documento.

Y añade: "Considerando los datos para el año 2020, se observa que el 13,7% de las exportaciones argentinas de servicios correspondió a la categoría Transporte. Dentro de ésta se incluyen las subcategorías Fletes (servicios por el transporte internacional de mercancías, incluyendo el servicio de carga y descarga de bienes a bordo del medio de transporte, ya sea por vía marítima, aérea, o de otro tipo), que representó el 3,2% de las exportaciones totales de servicios; Pasajes, 0,9%; y Otros (comprende una gama de servicios que se prestan en puertos, aeropuertos, y otras estaciones terminales), que explicó el restante 9,6%.

Por otra parte, los Viajes representaron el 17,2% de las exportaciones de servicios. Dentro de esta categoría se incluyen los servicios que los no residentes adquieren dentro de nuestro país durante su estancia por períodos
menores a un año.

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