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06/01/23 | Internacional

En 2023 aflorará la fragilidad del comercio global

Image Cinco maneras en las cuales se modificará el comercio mundial durante 2023.

Han pasado casi dos años desde que una tormenta de arena en Arabia sacudió las redes de suministro del mundo al empujar un buque portacontenedores de 1.300 pies de eslora contra la fangosa orilla del Canal de Suez.

El encallamiento durante una semana del Ever Given fue una advertencia clave: el sistema de comercio internacional no es tan estable como pensábamos.

Desde entonces, la escasez de suministros provocada por una pandemia, la guerra de Rusia contra Ucrania y la creciente ruptura de la relación comercial entre Estados Unidos y China han reforzado la idea de que el mundo necesita redes de comercio más resistentes.

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A medida que las crisis en las cadenas de suministro empiecen a disiparse este año, la próxima fragilidad que surja mostrará lo anticuado que es el sistema de comercio internacional en una era en la que las naciones más grandes del mundo están dando un paso atrás respecto a los fundamentos de la globalización.

Estas son cinco maneras en las cuales se transformará el comercio mundial en 2023:


La guerra comercial de Biden
El Presidente Joe Biden continuará puliendo y definiendo la política de su administración respecto a China y eso tendrá efectos de amplio alcance para la economía mundial.

Biden siguió adelante con la guerra comercial iniciada por su predecesor cuando impuso restricciones a la exportación en sectores industriales clave, ofreció enormes subsidios que distorsionan el comercio y mantuvo aranceles sobre exportaciones chinas por valor de cientos de millardos de dólares.

De cara al futuro, es probable que Estados Unidos siga una estrategia doble que implique:

correr más rápido, subsidiando industrias estadounidenses creadoras de empleo; y
frenar a China imponiendo barreras comerciales y controles a las exportaciones más estrictos.
Aunque estas políticas no desacoplarán por completo las economías de EEUU y China a mediano plazo, podrían redefinir radicalmente la relación provocando aumentos en los precios al consumo y menor productividad mundial.

Tensiones transatlánticas
Una cuestión fundamental para el próximo año es si Biden puede convencer a las economías clave, en particular a la Unión Europea, de que se sumen a su estrategia de contención de China.

Los aliados europeos de Estados Unidos - particularmente Alemania y Francia - siguen mostrándose escépticos ante la estrategia de Biden hacia China y sienten decepción por la aparición de políticas industriales estadounidenses proteccionistas, como la Ley de Reducción de la Inflación y la Ley de Semiconductores y Ciencia.

Resolver estas diferencias será fundamental para la visión estratégica que tiene Estados Unidos a largo plazo hacia la región Asia-Pacífico y para la estabilidad de la relación comercial transatlántica, que mueve anualmente 1,1tn (millones de millones) de dólares.


Guerra mundial de subsidios
Los responsables políticos de Washington ya no se quedan de brazos cruzados mientras Pekín utiliza sus enormes arcas públicas para subsidiar sectores industriales clave del siglo XXI, como las tecnologías de energía limpia, los minerales de tierras raras y los semiconductores.

La Administración Biden está poniendo en marcha las mayores iniciativas en décadas de gasto federal para impulsar la industria manufacturera estadounidense, tras la aprobación en 2022 de un paquete de medidas ambientales por valor de $437.000 millones y un programa de subsidios a los semiconductores por $52.700 millones.

Los gobiernos extranjeros están tomando nota. La política industrial de Biden, que incentiva a las empresas a trasladar la producción a las costas estadounidenses, está impulsando a China, Europa y otras grandes economías a actuar recíprocamente.

Esto puede conducir a una carrera mundial de subsidios en la que los ganadores sean los gobiernos con los bolsillos más llenos y los perdedores las economías del mundo en desarrollo que ya están sufriendo la creciente carga de su deuda.

¿El multilateralismo está en coma?
Este año marcará una prueba crítica para la relevancia de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el sistema de normas que rige el comercio internacional, el cual mueve $32tn.

La administración Biden asegura que quiere ayudar a reactivar la OMC y darle más relevancia. Pero al mismo tiempo, Estados Unidos rechaza sin paliativos la legitimidad de la organización como árbitro neutral de las políticas comerciales estadounidenses, como los aranceles de Trump al acero y al aluminio.

No hace falta decir que es un mal presagio ver al arquitecto original del sistema de comercio mundial presionando contra una organización que ha contribuido a preservar una era de 75 años de paz y prosperidad global.

Ante la ausencia de un cambio de rumbo, la decisión de la Administración Biden de desairar a la OMC marca un importante punto de inflexión que puede anunciar el retorno a una era de política de grandes potencias bajo la cual el poder se impone.

El regreso a los clubes
Mientras el multilateralismo se tambalee, el mundo seguirá inclinándose hacia una nueva era de bloques comerciales separados pero interconectados, liderados por Estados Unidos, la Unión Europea y China.

Esto se debe, en parte, a la visión de la Administración Biden de "deslocalizar" la manufactura y las cadenas de suministro, alejándolas de los regímenes autoritarios y acercándolas a economías de mercado con valores compartidos.

A medida que esta tendencia se acelere, mejorará el acceso a los mercados y se reducirán las barreras comerciales transfronterizas para los miembros de los clubes, al tiempo que aumentarán los costos y las ineficiencias para los países que no pertenecen a ellos. La tendencia también puede reducir la producción bruta mundial hasta en un 5 por ciento, lo cual hará del mundo un lugar más pobre y menos productivo.

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