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08/01/21 | Internacional

Un nuevo año para el comercio mundial

Image Por Eduardo Sperisen Yurt

En el tema de los acuerdos comerciales en las actuales circunstancias los países en desarrollo deben poner atención para no quedar al margen y deberían seguir el ejemplo de los países asiáticos, que siguen avanzando, promoviendo una mayor diversificación de sus mercados, mientras nuestra región parece permanecer estática.

En Asia se creó la Asociación Económica Integral Regional (RCEP, en inglés), un bloque comercial formado por China, Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y todos los países del sudeste asiático. En su conjunto, es un mercado de 2,200 millones de personas, 30 por ciento de la población mundial y un PIB de poco más de 26 mil millones de dólares, siendo este alrededor del 30 por ciento del producto mundial.

Mientras, en occidente se incrementa la creencia de que es la globalización la razón de todos los males, junto a la pandemia del coronavirus, además de las tensiones entre Estados Unidos y China, que siguen en un impase, con la esperanza de que con la nueva administración norteamericana todo cambiará de un día para otro. El mensaje que se escucha del RCEP es fuerte y claro, en Asia no se pierde el tiempo. Es un mensaje que nuestra región por el momento no parece escuchar, ni piensa imitar.

El proteccionismo no es el mejor camino a seguir. Asia entiende que diferencias geopolíticas, como las que existen entre China y Japón y Corea del Sur, o entre la misma Australia y China, no deben obstaculizar la ruta hacia flujos comerciales más abiertos.

La inserción internacional de nuestra región está muy distante de las cadenas globales de valor en que se basa la producción, actualmente contrasta con la situación de los países del sudeste asiático, que sí han sabido vincularse a esas cadenas de valor, algo que afianzan con este tratado y son ejemplo de cómo avanzar en temas de liberalización comercial. Es vital para los países en desarrollo entender que los países que integran estos megatratados continuarán avanzando para promover una mayor diversificación de sus mercados.

Los países que no son parte de los grandes acuerdos estarán en desventaja, no solo en lo comercial, sino también por no haber participado en el diseño de las nuevas normas que surgirán. Es posible que, en pocos años, estos países que hoy avanzan en los tratados más ambiciosos digan ‘ ya concertamos las nuevas reglas para nuestro comercio, tómenlas o déjenlas’, como lo publican elocuentemente los académicos en su articulo*.

Estas cuestiones se deben debatir en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pero lamentablemente la práctica nos indica que hoy es más difícil lograr consensos multilaterales y todo esto implica no solo relacionarse a estos acuerdos, sino también tomar iniciativas para impulsar nuevos acuerdos comerciales.

Pero, lamentablemente, el estancamiento causado a la OMC no permite que los países avancen en acuerdos a nivel global que deberían ser el motor del desarrollo de un sistema fuerte basado en reglas al cual todos los países estén sujetos. Como se manifestó en una reciente reunión de la OMC, que la pertinencia continua de la OMC dependerá de si puede cumplir las promesas de un sistema mundial de comercio basado en políticas abiertas y orientadas al mercado.

*Nota al margen: Este artículo está basado en una publicación de los profesores Nicolás Albertoni, de Relaciones Internacionales en la Universidad Católica del Uruguay, y Jorge Heine, de Relaciones Internacionales en la Escuela Pardee de Estudios Globales en la Universidad de Boston.

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