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05/10/20 | Internacional

El futuro de las aduanas en la era post-Covid

Image Antonio Llobet

Presidente del Colegio Oficial de Agentes de Aduanas y Representantes Aduaneros de Barcelona
Presidente del Consejo General de Colegios de Agentes de Aduanas de España

En BNEW Economic Zones se evaluará la transformación de las aduanas como consecuencias de la pandemia

Enrique Canon, presidente del Consejo de la Organización Mundial de Aduanas (OMA o WCO), decía ahora hace dos años –a finales del 2018– que, si el mundo cambia (a nivel económico, social, medioambiental, tecnológico…), las aduanas también deben cambiar. Nada más cierto.

Cuando estábamos aprendiendo a vivir y a desarrollar nuestra profesión en un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo), llegó el Covid-19 para confirmarnos que estos cuatro adjetivos que aplicábamos al presente van a seguir siendo válidos en la era post-Covid que justo ahora estamos iniciando.

El hecho de saber que el contexto en que nos movemos es VUCA debe llevarnos a la reflexión y al análisis para, en la medida de lo posible, imaginarnos potenciales escenarios de futuro, también en el ámbito de las aduanas, y prepararnos para que lo que pueda venir no nos sorprenda ni nos coja demasiado desprevenidos.

Así pues, podemos asegurar que la actividad aduanera también es volátil, incierta, compleja y ambigua, pero quizás lo es un poco más desde hace unos meses, cuando irrumpió el Covid en todo el mundo.

Las mercancías y las personas fluían por las aduanas; ahora lo hacen en menor volumen y cantidad, pero el control aduanero se ha hecho más exhaustivo y se ha tenido que reforzar porque es vital asegurar que los intercambios comerciales sean seguros. Los flujos se irán recuperando, sin duda, pero esta mayor vigilancia deberá continuar.

Otros riesgos que seguirán asumiendo las aduanas, con o sin Covid, serán los de trabajar concienzudamente para impedir el tráfico ilegal de mercancías falsificadas, de especies protegidas, de drogas o el blanqueo de dinero, entre muchos otros.

Por el contrario, la pandemia ha hecho crecer considerablemente las transacciones de comercio electrónico, que también deberían requerir de un cierto control aduanero. El ecommerce no deja de ser un tipo de comercio y, por lo tanto, habrá que entrar a debatir en profundidad si este tipo de comercio digital debe estar sujeto o no a derechos aduaneros y, por ende, tributar.

Para las aduanas, vigilar el comercio digital no va a ser fácil porque, además de crecer considerablemente año tras año, no pueden llevar a cabo ni una vigilancia documental ni una inspección concreta porque las mercancías no cruzan físicamente las fronteras.

De todas formas, cabe destacar que la innovación y las nuevas tecnologías corren a favor del futuro de las aduanas y, aunque ciertas implementaciones van lentas por su complejidad y por el gran número de intervinientes –como la Ventanilla Única Aduanera–, podemos pensar que contribuirán a poder ejercer un mejor y mayor control aduanero en cualquier tipo de transacción comercial de mercancías, bienes, productos digitales o servicios, sean tangibles o intangibles.

En un futuro próximo, las aduanas realizarán buena parte de los procesos y procedimientos utilizando tecnologías como la blockchain, el análisis big data, el Internet de las Cosas (IoT) o la Inteligencia Artificial.

Finalmente, en esta era post-Covid, también se está acentuando otros factores que hacen más complejo el funcionamiento de las aduanas: las guerras comerciales, el proteccionismo y la imposición de barreras arancelarias que no contribuyen a la fluidez en el comercio internacional.

Así pues, aduanas y operadores vamos a tener que hacer frente a todos estos posibles escenarios que, sin el Covid, serían prácticamente iguales, pero que con el Covid se nos muestran como más complejos e inciertos y más difíciles de afrontar y de superar.

En definitiva, las aduanas del futuro serán –o tendrán que ser– más tecnológicas y digitales para poder ejercer el control, la vigilancia y la inspección de cualquier tipo de transacción o intercambio comercial. Vendrán a ser aduanas virtuales que más que examinar físicamente una mercancía ejercerán un control documental exhaustivo de toda la operación por medios electrónicos.

El reto radica en conseguir la información, trabajarla y cruzar los datos, además de almacenarlos e interpretarlos para que el comercio internacional sea más justo y fluido y que las fronteras no sean un punto de conflicto o fricción.

Para alcanzar este gran objetivo, siempre he defendido el papel que juegan y tienen que jugar los operadores económicos autorizados, que son el eslabón de confianza y los que pueden efectuar cierta vigilancia técnica previa.

A pesar del entorno volátil, incierto, complejo y ambiguo, las relaciones en el ámbito aduanero internacional deberán basarse en la cooperación y, en la medida de lo posible, las administraciones aduaneras y los operadores deberán avanzar hacia la era post-Covid lo suficientemente motivados y alineados para paliar los efectos negativos que esta pandemia u otros desastres y tragedias puedan depararnos.

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