China continúa liderando el mundo del transporte y la logística, no solo por la cantidad de inversiones que realiza dentro del país, sino también por los préstamos que promueve hacia países en desarrollo para construir puertos de aguas profundas y terminales ferroviarias. Así, buscan dar servicio a los más de 1000 buques portacontenedores de China, conocidos como China Max, que entregan sus productos en el extranjero.

Así, por ejemplo, invirtió en la ciudad portuaria de Gwadar, en Pakistán, y en la pequeña nación africana de Djibouti, que tiene una ubicación estratégica en la desembocadura del Mar Rojo. Allí, China es propietaria de un superpuerto y de una base militar con 400 soldados.

Sin embargo, el país africano en sí es solo un punto de apoyo, pero el puerto está conectado por un ferrocarril construido por China a la cercana Etiopía sin litoral, uno de los países más ricos de África y ansioso por adquirir productos fabricados en China.

Por otro lado, la ruta terrestre de China a Europa se está reviviendo con ferrocarril. Ahora hay tres trenes al día que salen del centro industrial y tecnológico de Xian y viajan por la antigua ruta de Marco Polo hacia el oeste a través de Kazajstán, Azerbaiyán y Georgia con contenedores llenos de productos electrónicos y textiles.

El viaje transcontinental tarda unas dos semanas, pero es más barato que el aéreo y más rápido que el envío. No es un tren bala, solo un transporte eficiente de bajo costo a través de 60 países con 5 mil millones de clientes potenciales.