Gustavo García
@gustavofabian

Es indiscutible que el sector agropecuario y su producción primaria e industrial representan la locomotora de la economía. En este escenario de déficit comercial histórico, de casi u$s 9.000 millones en 2017, los dólares del campo le dieron algo de oxígeno natural a esta política económica asistida por el pulmotor del endeudamiento externo. Sin embargo, hay signos de alerta.

Las exportaciones de la agroindustria argentina representaban el 3,73% del mercado mundial en el bienio 2007/2008, pero luego de ocho años la inserción en la plaza internacional bajó al 3,33%, un ajuste del 11% en el período.

Los datos, surgidos de un informe elaborado por el Ieral de la Fundación Mediterránea, dan cuenta de que los problemas para ser competitivos y mantener la posición en el mercado se manifiestan también y con mayor gravedad en el resto de las exportaciones del país, que vieron reducida su participación desde el 0,25% al 0,17%, con un ajuste del 34%.

El documento resalta que "Argentina no pudo seguirle el ritmo al comercio mundial en 18 de 26 cadenas agroindustriales analizadas. Los ajustes más fuertes se encuentran en carne bovina (reduce en un 41% su market share), trigo (-49%), girasol (-67%), sorgo (-52%), miel (-42%), hortalizas (-40%) y foresto industria (-38%)".

Se estima que con sólo haber acompañado el crecimiento del mercado mundial las exportaciones agroindustriales serían actualmente entre un 12,1% y un 33,0% superiores a las que se observan en la actualidad. "Por la pérdida de participación en los mercados agroindustriales Argentina está resignando un flujo anual de entre u$s 4.148 millones y u$s 11.259 millones", aclara el paper.

El complejo agroindustrial reina por lejos en el esmirriado conglomerado exportador argentino, tanto que la brecha entre el sector agropecuario y el resto es de relevancia a la hora de sopesar ventas. ¿Pero qué tan alto y qué tan importante es la brecha con los demás sectores?

El informe resalta que en el período 2007/2008 las exportaciones argentinas del conjunto de productos vinculados a la tierra (granos, sus derivados industriales, frutas, infusiones, verduras, jugos, productos forestales y vinos, entre otros) representaban el 3,73% del mercado mundial. Por su parte, el resto de productos que exportaba Argentina (manufacturas industriales de base no agropecuaria, combustibles) participaba con el 0,25% del mercado.

Los datos de esos años confirman lo conocido, el market share de la agroindustria era casi 15 veces el del resto de sectores exportadores. Pero en el período 2015/2016, 8 años después, la inserción externa de la agroindustria bajó al 3,33%, experimentando un ajuste del 11%.

UNO POR UNO

A la hora de analizar el nivel de inserción del sector agropecuario en el mercado global, cabe dividirlo en tres grandes cadenas: los Granos Pampeanos (y sus derivados industriales) muestran la mayor inserción externa, seguido por los encadenamientos Pecuarios y finalmente los productos de las Economías Regionales.

Según el Ieral, en 2007/2008 las exportaciones argentinas del primer conjunto de productos explicaban el 11,86% del mercado mundial, las del segundo el 2,53% y las del tercero el 1,01%.

Entre los factores que contribuyeron al retroceso de las exportaciones argentinas se identifican:

* Apreciación del tipo de cambio real: tomando valores medios para los bienios 2007/2008 y 2015/2016, el poder de compra del dólar en el mercado interno se redujo un 35% en el período.

* Un modelo anti exportador de materias primas agrícolas y alimentos sensibles. El gobierno anterior llevó adelante una política explícita de penalización al envío de determinados productos al exterior, ya sea vía la aplicación de elevados impuestos a la exportación (retenciones) y, en el caso de algunos productos, mediante el empleo de restricciones cuantitativas a los volúmenes exportados.

* Inacción en materia de facilitación e integración comercial.

* Elevados costos de transporte y logística. Argentina concentra la exportación de graneles en los puertos de Rosario y de carga de contenedores en el puerto de Buenos Aires. Los valores por tonelada de la carga exportada de la agroindustria son muy variables, pueden ir desde u$s150/200 (harinas o granos de menor valor) hasta más de u$s 8.000 (cortes Premium de carne bovina refrigerada).

Queda claro que el empujón que la devaluación del peso le ha dado al sector exportador por estos días no servirá de nada si no se trabaja también en la mejora de la infraestructura y el recorte de la presión fiscal, ingredientes clave para recuperar competitividad. En caso contrario, la suba del dólar será apenas un pase de magia, un recurso que se evaporará más temprano que tarde, ni bien el incremento del tipo de cambio pase a precios.